Crisis en el PSOE
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Crisis en el PSOE
Publicado hoy en el diario El País:
El grupo afín a Pedro Sánchez, que este jueves se ha reunido en Ferraz como parte de la ejecutiva que los críticos consideran disuelta tras la dimisión de 17 de sus integrantes, ha convocado al comité federal a las 09.00 de este sábado. La intención es que este comité convoque, a su vez, un congreso federal extraordinario el 12 y 13 de noviembre para elegir al secretario general y a una nueva dirección. Sánchez había propuesto en la ejecutiva permanente del pasado lunes la celebración de un congreso ordinario —pendiente desde febrero— entre el 2 y el 4 de diciembre, es decir, el socialista adelanta sus planes. Antes, el 23 de octubre, la militancia se pronunciaría en unas primarias. Esta última fecha no se ha modificado.
El calendario que este jueves han planteado los partidarios del dirigente es una "propuesta abierta al consenso", según el comunicado que han difundido. El 1 de octubre, este sábado, sería la convocatoria, cierre del censo y la apertura del plazo para la presentación de precandidaturas a la secretaría general. Entre el 2 y 11 se recogerían los avales necesarios. La proclamación de candidaturas se efectuaría el 12 y 13 de octubre. La votación sería el 23.
Los miembros de la ejecutiva de Sánchez —según ellos, en funciones; según sus detractores, sin legitimidad— argumentan su propuesta en el artículo 36.o de los estatutos federales, que establece que, si se producen las vacantes de la mitad más uno de la ejecutiva, el Comité Federal deberá convocar un congreso extraordinario para la elección de una nueva ejecutiva. También se amparan en la normativa reguladora de la estructura y funcionamiento general del partido, que en su artículo 68 no prevé en ningún caso la disolución de dicha ejecutiva. El único precedente en la historia contemporánea del PSOE fue en 2000, cuando Joaquín Almunia renunció de forma voluntaria. Entonces se creó una gestora acordada entre las distintas federaciones y presidida por Manuel Chaves.
Los fieles a Sánchez argumentan su propuesta de hoy "con el objetivo de cumplir estrictamente los estatutos y normas del partido al objeto de que los afiliados puedan votar al secretario general y se celebre un congreso extraordinario cuanto antes". Por último, han hecho, a través de un comunicado, un llamamiento "inequívoco a la serenidad y la calma" de "todo" el PSOE en unos "momentos inéditos en la vida interna" de los socialistas.
El grupo afín a Pedro Sánchez, que este jueves se ha reunido en Ferraz como parte de la ejecutiva que los críticos consideran disuelta tras la dimisión de 17 de sus integrantes, ha convocado al comité federal a las 09.00 de este sábado. La intención es que este comité convoque, a su vez, un congreso federal extraordinario el 12 y 13 de noviembre para elegir al secretario general y a una nueva dirección. Sánchez había propuesto en la ejecutiva permanente del pasado lunes la celebración de un congreso ordinario —pendiente desde febrero— entre el 2 y el 4 de diciembre, es decir, el socialista adelanta sus planes. Antes, el 23 de octubre, la militancia se pronunciaría en unas primarias. Esta última fecha no se ha modificado.
El calendario que este jueves han planteado los partidarios del dirigente es una "propuesta abierta al consenso", según el comunicado que han difundido. El 1 de octubre, este sábado, sería la convocatoria, cierre del censo y la apertura del plazo para la presentación de precandidaturas a la secretaría general. Entre el 2 y 11 se recogerían los avales necesarios. La proclamación de candidaturas se efectuaría el 12 y 13 de octubre. La votación sería el 23.
Los miembros de la ejecutiva de Sánchez —según ellos, en funciones; según sus detractores, sin legitimidad— argumentan su propuesta en el artículo 36.o de los estatutos federales, que establece que, si se producen las vacantes de la mitad más uno de la ejecutiva, el Comité Federal deberá convocar un congreso extraordinario para la elección de una nueva ejecutiva. También se amparan en la normativa reguladora de la estructura y funcionamiento general del partido, que en su artículo 68 no prevé en ningún caso la disolución de dicha ejecutiva. El único precedente en la historia contemporánea del PSOE fue en 2000, cuando Joaquín Almunia renunció de forma voluntaria. Entonces se creó una gestora acordada entre las distintas federaciones y presidida por Manuel Chaves.
Los fieles a Sánchez argumentan su propuesta de hoy "con el objetivo de cumplir estrictamente los estatutos y normas del partido al objeto de que los afiliados puedan votar al secretario general y se celebre un congreso extraordinario cuanto antes". Por último, han hecho, a través de un comunicado, un llamamiento "inequívoco a la serenidad y la calma" de "todo" el PSOE en unos "momentos inéditos en la vida interna" de los socialistas.
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Re: Crisis en el PSOE
Publicado hoy en el diario español El País.
Solo el comité federal puede dirimir quién tiene el poder en el PSOE hasta la celebración de un próximo congreso. La discrepancia es radical entre los dos sectores respecto a cuándo se tiene que celebrar. Pedro Sánchez quiere que los 300 miembros del comité voten este viernes su propuesta de celebrar un congreso dentro de tres semanas, en un proceso que él mismo dirigiría. Los críticos defienden que ese órgano debe elegir una gestora que se haga cargo del partido hasta la celebración de un cónclave en varios meses. Los opuestos a Sánchez no reconocen su autoridad como secretario general ni consideran válida la ejecutiva, a la que este jueves han asistido 16 de los 18 miembros que no dimitieron el miércoles. Los críticos dudaban si acudirán al comité.
Cada minuto en la crisis del PSOE estará envuelto en la negación del sector crítico a reconocer a Pedro Sánchez y a su equipo como los dirigentes del partido. Para ellos, la dimisión de 17 miembros de la ejecutiva supuso la disolución de este órgano, elegido hace 14 meses. Todo lo que haga, por tanto, es considerado ilegal e ilegítimo por ese sector crítico. Para empezar, la reunión de la ejecutiva federal de este jueves, a la que asistieron 16 miembros. Sánchez esperaba contar con 18, los que no firmaron la dimisión. Pero se ausentaron de esa reunión la secretaria general de Cantabria, Eva Díaz Tezanos, y la consejera valenciana de Sanidad, Carmen Montón, algo que el sector crítico consideró “muy significativo”.
De esa reunión ha salido la convocatoria para el sábado del comité federal, en el que debe someterse a votación la convocatoria de un congreso “extraordinario”. La fecha que Sánchez propone para su primera parte —la votación de los militantes en primarias del próximo secretario general— es la misma que prendió la mecha de la rebelión del sector crítico: el 23 de octubre. El congreso para elegir al resto de los órganos sería el 12 y 13 de noviembre, cuando la primera intención de Sánchez era llevarlo a diciembre.
El enojo ha sido este jueves en aumento en el sector crítico al constatar que Sánchez no dimitirá y que pretende celebrar ese congreso con él dentro del despacho de secretario general. La interpretación estatutaria de los miembros dimitidos llevaría a que en el comité federal se debería elegir a una comisión gestora que condujera sin prisa al partido a un congreso.
Sus miembros serían elegidos en este comité a propuesta de las federaciones con un presidente que sería la voz y el referente del PSOE hasta que hubiera una nueva ejecutiva. Esa gestora, denominada oficialmente comisión política, tendría la misión, además, de decidir cuál sería la posición de los 85 diputados socialistas en el caso de que Mariano Rajoy, presidente del PP, volviera a intentar su investidura como presidente del Gobierno.
El sector crítico ha planeado que la gestora esté al frente del partido no menos de seis meses: un tiempo para preparar la candidatura de la presidenta de Andalucía, Susana Díaz. Todos estos planes chocan con la negativa de Sánchez a presentar su dimisión y la utilización de todos los recursos que tiene en su mano. Por ejemplo, la presidenta de la comisión de ética y garantías del PSOE, Isabel Celaá (afín a Sánchez), se niega a convocar este órgano, donde los críticos tendrían mayoría. Esta comisión es la encargada de interpretar si Sánchez debe dimitir o no.
Solo el comité federal puede dirimir quién tiene el poder en el PSOE hasta la celebración de un próximo congreso. La discrepancia es radical entre los dos sectores respecto a cuándo se tiene que celebrar. Pedro Sánchez quiere que los 300 miembros del comité voten este viernes su propuesta de celebrar un congreso dentro de tres semanas, en un proceso que él mismo dirigiría. Los críticos defienden que ese órgano debe elegir una gestora que se haga cargo del partido hasta la celebración de un cónclave en varios meses. Los opuestos a Sánchez no reconocen su autoridad como secretario general ni consideran válida la ejecutiva, a la que este jueves han asistido 16 de los 18 miembros que no dimitieron el miércoles. Los críticos dudaban si acudirán al comité.
Cada minuto en la crisis del PSOE estará envuelto en la negación del sector crítico a reconocer a Pedro Sánchez y a su equipo como los dirigentes del partido. Para ellos, la dimisión de 17 miembros de la ejecutiva supuso la disolución de este órgano, elegido hace 14 meses. Todo lo que haga, por tanto, es considerado ilegal e ilegítimo por ese sector crítico. Para empezar, la reunión de la ejecutiva federal de este jueves, a la que asistieron 16 miembros. Sánchez esperaba contar con 18, los que no firmaron la dimisión. Pero se ausentaron de esa reunión la secretaria general de Cantabria, Eva Díaz Tezanos, y la consejera valenciana de Sanidad, Carmen Montón, algo que el sector crítico consideró “muy significativo”.
De esa reunión ha salido la convocatoria para el sábado del comité federal, en el que debe someterse a votación la convocatoria de un congreso “extraordinario”. La fecha que Sánchez propone para su primera parte —la votación de los militantes en primarias del próximo secretario general— es la misma que prendió la mecha de la rebelión del sector crítico: el 23 de octubre. El congreso para elegir al resto de los órganos sería el 12 y 13 de noviembre, cuando la primera intención de Sánchez era llevarlo a diciembre.
El enojo ha sido este jueves en aumento en el sector crítico al constatar que Sánchez no dimitirá y que pretende celebrar ese congreso con él dentro del despacho de secretario general. La interpretación estatutaria de los miembros dimitidos llevaría a que en el comité federal se debería elegir a una comisión gestora que condujera sin prisa al partido a un congreso.
Sus miembros serían elegidos en este comité a propuesta de las federaciones con un presidente que sería la voz y el referente del PSOE hasta que hubiera una nueva ejecutiva. Esa gestora, denominada oficialmente comisión política, tendría la misión, además, de decidir cuál sería la posición de los 85 diputados socialistas en el caso de que Mariano Rajoy, presidente del PP, volviera a intentar su investidura como presidente del Gobierno.
El sector crítico ha planeado que la gestora esté al frente del partido no menos de seis meses: un tiempo para preparar la candidatura de la presidenta de Andalucía, Susana Díaz. Todos estos planes chocan con la negativa de Sánchez a presentar su dimisión y la utilización de todos los recursos que tiene en su mano. Por ejemplo, la presidenta de la comisión de ética y garantías del PSOE, Isabel Celaá (afín a Sánchez), se niega a convocar este órgano, donde los críticos tendrían mayoría. Esta comisión es la encargada de interpretar si Sánchez debe dimitir o no.
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Fecha de inscripción : 18/02/2008
Incertidumbre tras la dimisión de Pedro Sánchez, Secretario General del PSOE.
Publicado hoy en el diario "La Vanguardia".
¿Pedro Sánchez está muerto políticamente? ¿Es el fin de su carrera política en el PSOE? ¿Podría volver a presentar batalla a los críticos? Y si lo hace, ¿cómo? ¿Se abstendrá ahora el partido ante la investidura de Mariano Rajoy? ¿Qué hará la comisión gestora y durante cuánto tiempo? Todas estas preguntas se irán desvelando próximamente, algunas en pocos días, otras en unas semanas y, según la respuesta a cada una, podrían darse todavía algunas sorpresas superlativas, entre ellas la que apunta a la posibilidad de que Sánchez vuelva a escena el día que el partido anuncie unas nuevas elecciones primarias a las que nada, ni nadie, salvo los militantes con sus avales, puede evitar que se presente.
El PSOE está hecho unos zorros después de la batalla a pecho descubierto de este sábado en el comité federal más esperpéntico y caótico en la historia del partido. A pesar de los momentos de extrema tensión, las lágrimas, los gritos e incluso insultos lanzados en el interior del cónclave, Sánchez compareció finalmente con el aspecto de siempre, serio eso sí, porque la procesión no siempre va por dentro, pero con la entereza suficiente como para incluso elogiar el trabajo de los periodistas y explicar con naturalidad su decisión de dimitir. El ya exsecretario general ha insistido en dos ocasiones en menos de 24 horas, en que lo más importante para él es cumplir con la palabra dada, y que dimitiría si el comité federal decidía que el PSOE debía abstenerse ante la investidura de Rajoy, algo que aún está por ver. Pero nada le impide hacer campaña el día que vuelva a haber un proceso abierto de elección del líder. Entonces, a diferencia de este sábado, la votación sí será secreta, y serán los militantes los que elijan, y aquí Sánchez tiene experiencia y hasta el eslogan de campaña: ‘no es no’.
¿Sánchez ha dicho adiós o hasta pronto?
El líder del PSOE ha dimitido, pero no ha renunciado a la política. Mantiene que es un orgullo ser del PSOE pese a la dramática situación y las bochornosas escenas vividas en el comité federal. Deja el cargo pero no aclara su futuro, y sale con una fotografía bien clara de cuáles son sus alianzas, quiénes son sus amigos de verdad. Al tiempo, hay que recordar que Susana Díaz señaló, por primera vez esta semana, que estaba dispuesta a estar en la cabeza o en la cola del partido, según decidieran los militantes. La baronesa por fin abría la puerta a la posibilidad de relevar a Sánchez en el caso de que este cayera. Se postula, pero aún le quedan unos cuantos años al frente de la Junta de Andalucía, un cargo que no sería incompatible con la de secretaria general, aunque sí con la de candidata a la presidencia del Gobierno. Y lo hace con la boca pequeña porque presentarse ahora supone un suicidio electoral
El futuro está abierto, y en él puede volver a hacer escena Pedro Sánchez, sobre todo si hay unas nuevas elecciones primarias. El exsecretario general es el primer máximo dirigente en la historia del PSOE elegido en primarias abiertas, pero ha perdido una votación a mano alzada en el comité federal sobre la celebración del congreso extraordinario, con los barones y dirigentes regionales mirando, y ya sin el apoyo de izquierda socialista. Aunque el líder perdió por 25 votos (132 a 107), queda la duda de qué habría pasado si la votación hubiera sido secreta.
En cualquier caso, en el equipo de Sánchez nadie descarta la posibilidad de que pueda volver a presentar batalla en unas nuevas primarias que ya le ganó a Madina y a Pérez Tapias con el 49% de los votos. De hecho, el secretario general del Partido Regionalista Cántabro, Miguel Ángel Revilla, ha asegurado este sábado en La Sexta que ha mantenido una conversación con el exsecretario general del PSOE después de su dimisión, y éste le ha comunicado su intención de presentarse de nuevo las primarias del partido cuando se celebren. Según Revilla, Sánchez le ha llamado para agradecerle el apoyo y le ha asegurado que “por supuesto” que se presentará a las primarias.
La gestora de Fernández
El cónclave de este sábado no ha decidido nada nuevo respecto a la gobernabilidad y esta es la primera piedra con que se encontrará el nuevo par de zapatos con que comienza a andar este PSOE, unos zapatos calzados en los pies del barón asturiano Javier Fernández. El presidente del principado, partidario acérrimo de evitar terceras elecciones, dirigirá la gestora nombrada este sábado y se encargará de los asuntos ordinarios de la organización pero también de los políticos. La nueva dirección interina está formada por 10 miembros repartidos entre las federaciones andaluza (dos miembros): Mario Jiménez Díaz y María Jesús Serrano, y extremeña (otros dos): Ascensión Godoy y Soraya Vega, pero también de Canarias (María Dolores Padrón), Cantabria (Ricardo Cortés Lastra), Valencia (José Muñoz Lladró), Baleares (Francesc Antich Oliver) y Zaragoza (Francisco Ocón Pascual). Ninguno hay del PSC, partidario abiertamente de Sánchez, a la espera de que se aclare el proceso de primarias que libran Iceta y Parlon.
Esta gestora deberá llevar al PSOE hasta el definitivo 39º congreso del PSOE. Pero, parafraseando a Susana Díaz, ‘primero está el país y luego el partido’, así que Fernández y sus nueve compañeros deberán solucionar la papeleta de llevar al partido hasta la decisión de tejer una fórmula para evitar las terceras elecciones y convocar unas primarias para elegir el nuevo líder. Entre los socialistas que han tomado el mando de la organización consideran a Fernández como el referente moral capaz de sosegar los encendidos ánimos y pacificar las luchas internas. De la máxima confianza de Rubalcaba y de la vieja guardia, Fernández y los suyos no tienen potestad para tomar grandes decisiones políticas pero sí para gestionar internamente un momento de máxima complejidad.
Será el nuevo comité federal del próximo 8 de octubre el que dirima esta cuestión o al menos empiece a establecer las bases o condiciones a imponer al PP para la gobernabilidad. Aunque se prevé que las posibles cláusulas a presentar a los populares sean duras, los socialistas no pueden vender la piel muy cara, sabedores de que unas nuevas elecciones les abocaría a una posible debacle y un probable ‘sorpasso’ de Podemos. Con esas cartas sobre la mesa, este PSOE tiene pocas bazas para negociar una abstención que necesitan tanto o más que el propio PP, así que pedir la cabeza de Rajoy sería un órdago a la grande vestido de farol.
El plazo para decidir y negociar con el PP permanece inamovible, expira el 31 de octubre, pero el acuerdo para esta abstención habrá que tenerlo listo con tiempo suficiente para que el Rey llame a consultas a los grupos y el Congreso convoque el pleno, que como poco ocupa tres jornadas. Tiempo hay, así que no hay grandes prisas, pero permanece la urgencia de alcanzar un acuerdo porque unas terceras elecciones no convienen en absoluto a los socialistas, dada la herida abierta en el partido, en la militancia y entre los votantes, todavía con el susto en el cuerpo. Resultaría temeroso y difícil de imaginar que se celebren unas primarias antes de la disolución de las Cortes para encumbrar a un nuevo candidato electoral, no habría dirigente dispuesto a quemarse a las primeras de cambio presentándose por primera vez a la presidencia del Gobierno para un inevitable batacazo electoral.
En todo caso es al comité federal al que, conforme a los estatutos federales del partido, le corresponde determinar la política de alianzas del partido, de manera que “cualquier propuesta de acuerdo pre o postelectoral con otras fuerzas políticas, o la presentación de independientes, no entrará en vigor hasta que, a propuesta de la Comisión Ejecutiva Federal, haya sido aprobado por el Comité Federal, único órgano competente en esta materia”, según reza en las normas.
La fecha del congreso
La celebración de un congreso extraordinario dependerá en gran medida de si hay terceras elecciones, por tanto de si se llega a un acuerdo o no para la investidura, y de si resulta necesario proclamar un candidato electoral. La celebración de las primarias para este mes, tal y como pretendía Sánchez, justificaban la celebración de un congreso extraordinario, pero una vez instalada la gestora, el congreso está a merced del futuro político del país. Sin fecha en el horizonte, si el comité federal de la semana que viene decide facilitar el gobierno de Rajoy o empezar a negociar su investidura, el congreso se podría fijar para inmediatamente después. El congreso federal es el órgano soberano del partido, donde se definen las estrategias a seguir, se establece la línea política y se deciden tanto los principios como el programa, por tanto en él se establecerían las condiciones a presentar a Rajoy. Pero si el comité federal mantiene el veto al PP, el congreso podría esperar a después de las elecciones, aunque antes habría que elegir a un candidato en primarias abiertas a la ciudadanía, para lo cual también se precisa la actuación del comité federal.
El futuro del grupo parlamentario
Aunque triunfe la premisa de ‘primero el país y luego el PSOE’, en este proceso pueden abrirse nuevas fracturas que se evidenciarían en el grupo parlamentario en el Congreso. Todo dependerá de la negociación, interna y con el PP, pero ya ha habido algunos diputados y dirigentes entre los partidarios de Pedro Sánchez que se han mostrado dispuestos a desobedecer las órdenes de partido aun a riesgo de recibir las sanciones pertinentes ante una posible ruptura de la disciplina parlamentaria. Es el caso de la concejal del PSC en el Ayuntamiento de Barcelona Carmen Andrés, que aunque no es diputada en el Congreso se ha mostrado dispuesta “a pagar” sanciones por desobedecer al PSOE si decide investir a Rajoy. Andrés ha reaccionado así en respuesta a la pretensión de la candidata a primera secretaria del PSC, Núria Parlon, que señaló este sábado también que si es escogida para el cargo pedirá a las bases del PSC “que avalen un no rotundo” de los socialistas a investir al PP.
El futuro del grupo parlamentario es otra de las grandes incógnitas. De momento, ni Pedro Sánchez ni ninguno de sus afines con escaño en la Cámara Baja, han anunciado su intención de renunciar al asiento. Aunque este sábado circulaba el nombre de Eduardo Madina como posible relevo al frente de la presidencia del grupo, la situación se puede enrarecer si se agudizan las diferencias de detractores y partidarios de Sánchez y se trasladan al Congreso, que es donde Rajoy debería recibir los seis votos que le faltan para gobernar otros cuatro años más.
Podemos y los nacionalistas
Con los críticos al frente del partido parece evidente que la relación con Podemos será aún más dura. Los partidarios de un acuerdo con el partido de Pablo Iglesias, que no se ha escondido a la hora de hacer campaña por Sánchez frente a Susana Díaz, están defenestrados. Susana Díaz lo tiene bien claro y ha pasado del “yo no lo veo, de verdad, no lo veo”, al “para ser una mera copia (de Podemos) ya está el original”. Y es que los intentos de Sánchez por una entente con ellos y su disposición a apoyarse en los independentistas explican en gran medida el cariz que ha cobrado la caída del líder socialista. La acérrima oposición de los críticos a negociar con los del partido morado y los independentistas es un veto que puede condicionar el futuro político y parlamentario del país. El veto es de tal calibre que puede tener afectaciones a nivel territorial, como de hecho ha sucedido en Castilla-La Mancha, con la ruptura del pacto de gobierno de Emiliano García-Page, o condicionar posibles alianzas de futuro.
¿Pedro Sánchez está muerto políticamente? ¿Es el fin de su carrera política en el PSOE? ¿Podría volver a presentar batalla a los críticos? Y si lo hace, ¿cómo? ¿Se abstendrá ahora el partido ante la investidura de Mariano Rajoy? ¿Qué hará la comisión gestora y durante cuánto tiempo? Todas estas preguntas se irán desvelando próximamente, algunas en pocos días, otras en unas semanas y, según la respuesta a cada una, podrían darse todavía algunas sorpresas superlativas, entre ellas la que apunta a la posibilidad de que Sánchez vuelva a escena el día que el partido anuncie unas nuevas elecciones primarias a las que nada, ni nadie, salvo los militantes con sus avales, puede evitar que se presente.
El PSOE está hecho unos zorros después de la batalla a pecho descubierto de este sábado en el comité federal más esperpéntico y caótico en la historia del partido. A pesar de los momentos de extrema tensión, las lágrimas, los gritos e incluso insultos lanzados en el interior del cónclave, Sánchez compareció finalmente con el aspecto de siempre, serio eso sí, porque la procesión no siempre va por dentro, pero con la entereza suficiente como para incluso elogiar el trabajo de los periodistas y explicar con naturalidad su decisión de dimitir. El ya exsecretario general ha insistido en dos ocasiones en menos de 24 horas, en que lo más importante para él es cumplir con la palabra dada, y que dimitiría si el comité federal decidía que el PSOE debía abstenerse ante la investidura de Rajoy, algo que aún está por ver. Pero nada le impide hacer campaña el día que vuelva a haber un proceso abierto de elección del líder. Entonces, a diferencia de este sábado, la votación sí será secreta, y serán los militantes los que elijan, y aquí Sánchez tiene experiencia y hasta el eslogan de campaña: ‘no es no’.
¿Sánchez ha dicho adiós o hasta pronto?
El líder del PSOE ha dimitido, pero no ha renunciado a la política. Mantiene que es un orgullo ser del PSOE pese a la dramática situación y las bochornosas escenas vividas en el comité federal. Deja el cargo pero no aclara su futuro, y sale con una fotografía bien clara de cuáles son sus alianzas, quiénes son sus amigos de verdad. Al tiempo, hay que recordar que Susana Díaz señaló, por primera vez esta semana, que estaba dispuesta a estar en la cabeza o en la cola del partido, según decidieran los militantes. La baronesa por fin abría la puerta a la posibilidad de relevar a Sánchez en el caso de que este cayera. Se postula, pero aún le quedan unos cuantos años al frente de la Junta de Andalucía, un cargo que no sería incompatible con la de secretaria general, aunque sí con la de candidata a la presidencia del Gobierno. Y lo hace con la boca pequeña porque presentarse ahora supone un suicidio electoral
El futuro está abierto, y en él puede volver a hacer escena Pedro Sánchez, sobre todo si hay unas nuevas elecciones primarias. El exsecretario general es el primer máximo dirigente en la historia del PSOE elegido en primarias abiertas, pero ha perdido una votación a mano alzada en el comité federal sobre la celebración del congreso extraordinario, con los barones y dirigentes regionales mirando, y ya sin el apoyo de izquierda socialista. Aunque el líder perdió por 25 votos (132 a 107), queda la duda de qué habría pasado si la votación hubiera sido secreta.
En cualquier caso, en el equipo de Sánchez nadie descarta la posibilidad de que pueda volver a presentar batalla en unas nuevas primarias que ya le ganó a Madina y a Pérez Tapias con el 49% de los votos. De hecho, el secretario general del Partido Regionalista Cántabro, Miguel Ángel Revilla, ha asegurado este sábado en La Sexta que ha mantenido una conversación con el exsecretario general del PSOE después de su dimisión, y éste le ha comunicado su intención de presentarse de nuevo las primarias del partido cuando se celebren. Según Revilla, Sánchez le ha llamado para agradecerle el apoyo y le ha asegurado que “por supuesto” que se presentará a las primarias.
La gestora de Fernández
El cónclave de este sábado no ha decidido nada nuevo respecto a la gobernabilidad y esta es la primera piedra con que se encontrará el nuevo par de zapatos con que comienza a andar este PSOE, unos zapatos calzados en los pies del barón asturiano Javier Fernández. El presidente del principado, partidario acérrimo de evitar terceras elecciones, dirigirá la gestora nombrada este sábado y se encargará de los asuntos ordinarios de la organización pero también de los políticos. La nueva dirección interina está formada por 10 miembros repartidos entre las federaciones andaluza (dos miembros): Mario Jiménez Díaz y María Jesús Serrano, y extremeña (otros dos): Ascensión Godoy y Soraya Vega, pero también de Canarias (María Dolores Padrón), Cantabria (Ricardo Cortés Lastra), Valencia (José Muñoz Lladró), Baleares (Francesc Antich Oliver) y Zaragoza (Francisco Ocón Pascual). Ninguno hay del PSC, partidario abiertamente de Sánchez, a la espera de que se aclare el proceso de primarias que libran Iceta y Parlon.
Esta gestora deberá llevar al PSOE hasta el definitivo 39º congreso del PSOE. Pero, parafraseando a Susana Díaz, ‘primero está el país y luego el partido’, así que Fernández y sus nueve compañeros deberán solucionar la papeleta de llevar al partido hasta la decisión de tejer una fórmula para evitar las terceras elecciones y convocar unas primarias para elegir el nuevo líder. Entre los socialistas que han tomado el mando de la organización consideran a Fernández como el referente moral capaz de sosegar los encendidos ánimos y pacificar las luchas internas. De la máxima confianza de Rubalcaba y de la vieja guardia, Fernández y los suyos no tienen potestad para tomar grandes decisiones políticas pero sí para gestionar internamente un momento de máxima complejidad.
Será el nuevo comité federal del próximo 8 de octubre el que dirima esta cuestión o al menos empiece a establecer las bases o condiciones a imponer al PP para la gobernabilidad. Aunque se prevé que las posibles cláusulas a presentar a los populares sean duras, los socialistas no pueden vender la piel muy cara, sabedores de que unas nuevas elecciones les abocaría a una posible debacle y un probable ‘sorpasso’ de Podemos. Con esas cartas sobre la mesa, este PSOE tiene pocas bazas para negociar una abstención que necesitan tanto o más que el propio PP, así que pedir la cabeza de Rajoy sería un órdago a la grande vestido de farol.
El plazo para decidir y negociar con el PP permanece inamovible, expira el 31 de octubre, pero el acuerdo para esta abstención habrá que tenerlo listo con tiempo suficiente para que el Rey llame a consultas a los grupos y el Congreso convoque el pleno, que como poco ocupa tres jornadas. Tiempo hay, así que no hay grandes prisas, pero permanece la urgencia de alcanzar un acuerdo porque unas terceras elecciones no convienen en absoluto a los socialistas, dada la herida abierta en el partido, en la militancia y entre los votantes, todavía con el susto en el cuerpo. Resultaría temeroso y difícil de imaginar que se celebren unas primarias antes de la disolución de las Cortes para encumbrar a un nuevo candidato electoral, no habría dirigente dispuesto a quemarse a las primeras de cambio presentándose por primera vez a la presidencia del Gobierno para un inevitable batacazo electoral.
En todo caso es al comité federal al que, conforme a los estatutos federales del partido, le corresponde determinar la política de alianzas del partido, de manera que “cualquier propuesta de acuerdo pre o postelectoral con otras fuerzas políticas, o la presentación de independientes, no entrará en vigor hasta que, a propuesta de la Comisión Ejecutiva Federal, haya sido aprobado por el Comité Federal, único órgano competente en esta materia”, según reza en las normas.
La fecha del congreso
La celebración de un congreso extraordinario dependerá en gran medida de si hay terceras elecciones, por tanto de si se llega a un acuerdo o no para la investidura, y de si resulta necesario proclamar un candidato electoral. La celebración de las primarias para este mes, tal y como pretendía Sánchez, justificaban la celebración de un congreso extraordinario, pero una vez instalada la gestora, el congreso está a merced del futuro político del país. Sin fecha en el horizonte, si el comité federal de la semana que viene decide facilitar el gobierno de Rajoy o empezar a negociar su investidura, el congreso se podría fijar para inmediatamente después. El congreso federal es el órgano soberano del partido, donde se definen las estrategias a seguir, se establece la línea política y se deciden tanto los principios como el programa, por tanto en él se establecerían las condiciones a presentar a Rajoy. Pero si el comité federal mantiene el veto al PP, el congreso podría esperar a después de las elecciones, aunque antes habría que elegir a un candidato en primarias abiertas a la ciudadanía, para lo cual también se precisa la actuación del comité federal.
El futuro del grupo parlamentario
Aunque triunfe la premisa de ‘primero el país y luego el PSOE’, en este proceso pueden abrirse nuevas fracturas que se evidenciarían en el grupo parlamentario en el Congreso. Todo dependerá de la negociación, interna y con el PP, pero ya ha habido algunos diputados y dirigentes entre los partidarios de Pedro Sánchez que se han mostrado dispuestos a desobedecer las órdenes de partido aun a riesgo de recibir las sanciones pertinentes ante una posible ruptura de la disciplina parlamentaria. Es el caso de la concejal del PSC en el Ayuntamiento de Barcelona Carmen Andrés, que aunque no es diputada en el Congreso se ha mostrado dispuesta “a pagar” sanciones por desobedecer al PSOE si decide investir a Rajoy. Andrés ha reaccionado así en respuesta a la pretensión de la candidata a primera secretaria del PSC, Núria Parlon, que señaló este sábado también que si es escogida para el cargo pedirá a las bases del PSC “que avalen un no rotundo” de los socialistas a investir al PP.
El futuro del grupo parlamentario es otra de las grandes incógnitas. De momento, ni Pedro Sánchez ni ninguno de sus afines con escaño en la Cámara Baja, han anunciado su intención de renunciar al asiento. Aunque este sábado circulaba el nombre de Eduardo Madina como posible relevo al frente de la presidencia del grupo, la situación se puede enrarecer si se agudizan las diferencias de detractores y partidarios de Sánchez y se trasladan al Congreso, que es donde Rajoy debería recibir los seis votos que le faltan para gobernar otros cuatro años más.
Podemos y los nacionalistas
Con los críticos al frente del partido parece evidente que la relación con Podemos será aún más dura. Los partidarios de un acuerdo con el partido de Pablo Iglesias, que no se ha escondido a la hora de hacer campaña por Sánchez frente a Susana Díaz, están defenestrados. Susana Díaz lo tiene bien claro y ha pasado del “yo no lo veo, de verdad, no lo veo”, al “para ser una mera copia (de Podemos) ya está el original”. Y es que los intentos de Sánchez por una entente con ellos y su disposición a apoyarse en los independentistas explican en gran medida el cariz que ha cobrado la caída del líder socialista. La acérrima oposición de los críticos a negociar con los del partido morado y los independentistas es un veto que puede condicionar el futuro político y parlamentario del país. El veto es de tal calibre que puede tener afectaciones a nivel territorial, como de hecho ha sucedido en Castilla-La Mancha, con la ruptura del pacto de gobierno de Emiliano García-Page, o condicionar posibles alianzas de futuro.
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