Todos somos uno.

Todos pertenecemos a la misma unidad. No existen realmente el tú y el yo, sino el nosotros, puesto que procedemos de la misma energía estelar. En realidad el Universo es una gigantesca hermandad. No obstante, no existen dos partículas iguales. La pluralidad está presente en cada uno de nosotros y eso nos enriquece, aunque a veces, desgraciadamente, sirva para enfrentarnos. Sólo a través de la ley universal del amor podemos reconocernos en los demás y percibir que "tu bien es también el mío" de la misma forma que mi bien es también el tuyo y el de todos.

Damablanca.

Hermosa reflexión. A ver si podemos avanzar.

Tú eres una "creación" mía. Y me sirves de espejo para que yo me conozca.

Por lo tanto cuando quiero "tu" bien es porque quiero el mío.

Si no fuera así. ¿Con qué derecho decido lo que es bueno para ti?

Voy a meditar sobre esto.

Quizá te parezca una simpleza, pero creo que el auténtico bien debe serlo para todos. Lo que es bueno para unos pero no lo es para otros, en el fondo no puede ser bueno para nadie.

También opino que el "bien" puede estar determinado por diferentes caminos para cada cual, pero siempre con el mismo destino: la felicidad del individuo, el encuentro consigo mismo y con la totalidad de lo creado. El equilibrio, la plenitud. Por esa razón creo que la pluralidad es enriquecedora: unos a otros nos completamos, cada quien tiene algo que aprender y que ofrecer.

¡Saludos!

Damablanca.

Damablanca. Muy cierto lo que dices.

Gracias por permitirme compartir este espacio.

Ya habrá tiempo de ver que hacemos con aquellos, que en libre albedrío, encarnan para experimentar la oscuridad...

Abrazo

Gracias a ti por participar.

Un abrazo,

Damablanca.