Fallece Gonzalo Rojas

Gonzalo Rojas ya descansa en paz

El 25 de abril de 2011 será recordado de ahora en adelante por los aficionados a la literatura como un día triste y gris por la pérdida física del poeta chileno Gonzalo Rojas pero, al mismo tiempo, como una jornada de calma que le puso punto final a los problemas de salud que, en el último tiempo, atentaron contra el bienestar del destacado autor.


“Mi padre está tranquilo, grave, pero estable… apagándose lenta y dignamente”, cuentan que expresó hace algunas horas Gonzalo Rojas-May, uno de los descendientes de este longevo escritor que enriqueció al mundo de las letras con propuestas como “La miseria del hombre”, “Del relámpago”, “Materia de testamento”, “Cinco visiones” y “80 veces nadie”.

Todos sabían que más esfuerzos no podían hacerse: los médicos, como profesionales, habían revertido múltiples complicaciones que surgieron a partir del infarto cerebral que Rojas había sufrido en febrero; sus familiares, allegados y amigos, como integrantes de su círculo cercano, aportaron compañía y ruegos por su pronto reestablecimiento y él, el talentoso miembro de la Generación del 38, maravilló a todos con su capacidad de luchar hasta el último segundo.

Dolido por el presente que le toca vivir pero con el orgullo de haberlo disfrutado muchos años, tras conocerse la noticia del deceso Rojas-May volvió a hacer declaraciones públicas (en este caso frente a ADN Contigo) para recordarlo como un hombre que dio “una batalla impresionante”.

Según confió, “los médicos estaban sorprendidos de su fortaleza. Tuvo dos neumonías durante estos meses y salió adelante, una cosa bien increíble para una persona de su edad. Afortunadamente, estuvo sin grandes molestias, sin dolores y eso a nosotros, como familia, nos tenía muy tranquilos dentro de lo complejo de la situación”.

Ahora, después de largos meses de lucha, a Gonzalo Rojas le ha llegado el momento de descansar en la eternidad. Será imposible no extrañarlo (en especial para aquellos que, como los directores del Festival Internacional de Poesía de Granada, Fernando Valverde y Daniel Rodríguez Moya, están convencidos de que su muerte “deja huérfana a la poesía en lengua española”), pero por fortuna su valioso legado enriquecerá siempre a la literatura tanto de su país como de otras naciones que supieron admirar su labor creativa.

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Les dejo un poema de Gonzalo Rojas:

Enigma de la deseosa
Muchacha imperfecta
busca hombre imperfecto
de 32, exige lectura
de Ovidio, ofrece:
a) dos pechos de paloma,

b) toda su piel liviana
para los besos, c) mirada
verde para
desafiar el infortunio

de las tormentas;

no va a las casas
ni tiene teléfono, acepta
imantación por
pensamiento. No es Venus;

tiene la voracidad de Venus.

Gonzalo Rojas


CONTRA LA MUERTE



Me arranco las visiones y me arranco los ojos cada día que pasa.
No quiero ver ¡no puedo! ver morir a los hombres cada día.
Prefiero ser de piedra, estar oscuro,
a soportar el asco de ablandarme por dentro y sonreír
a diestra y siniestra con tal de prosperar en mi negocio.

No tengo otro negocio que estar aquí diciendo la verdad
en mitad de la calle y hacia todos los vientos:
la verdad de estar vivo, únicamente vivo,
con los pies en la tierra y el esqueleto libre en este mundo.

¿Qué sacamos con eso de saltar hasta el sol con nuestras máquinas
a la velocidad del pensamiento, demonios: qué sacamos
con volar más allá del infinito
si seguimos muriendo sin esperanza alguna de vivir
fuera del tiempo oscuro?

Dios no me sirve. Nadie me sirve para nada.
Pero respiro, y como, y hasta duermo
pensando que me faltan unos diez o veinte años para irme
de bruces, como todos, a dormir en dos metros de cemento allá abajo.

No lloro, no me lloro. Todo ha de ser así como ha de ser,
pero no puedo ver cajones y cajones
pasar, pasar, pasar, pasar cada minuto
llenos de algo, rellenos de algo, no puedo ver
todavía caliente la sangre en los cajones.

Toco esta rosa, beso sus pétalos, adoro
la vida, no me canso de amar a las mujeres: me alimento
de abrir el mundo en ellas. Pero todo es inútil,
porque yo mismo soy una cabeza inútil
lista para cortar, pero no entender qué es eso
de esperar otro mundo de este mundo.

Me hablan del Dios o me hablan de la Historia. Me río
de ir a buscar tan lejos la explicación del hambre
que me devora, el hambre de vivir como el sol
en la gracia del aire, eternamente.

(Gonzalo Rojas)

Descanse en paz. Y permítanme recordar aquel verso de Machado: "Late corazón...no todo se lo ha tragado la tierra".

Damablanca.