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Aznavour, un joven de 86 años

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Aznavour, un joven de 86 años Empty Aznavour, un joven de 86 años

Mensaje  Damablanca Lun Ago 16, 2010 12:28 pm

Publicado hoy en el diario "La Vanguardia"

"Me niego a bajar los brazos"
A los 86 años, hoy, Aznavour, es "el artista de variedades del siglo", según sondeo de la CNN


Óscar Caballero | París | 16/08/2010 | Actualizada a las 00:52h | Cultura
Shahnourh Varinag Aznavourian, hoy Charles Aznavour, nació el 22 de mayo de 1924, en la rue Monsieur le Prince. Un París entrañable, pero casual : sus padres esperaban visa para los Estados Unidos.

"Papá era un armenio nacido en Georgia" ; hijo de un cocinero del zar Nicolas II, ex barítono y tuvo un pequeño restaurante armenio en la muy parisina rue de la Huchette, donde cantaba para un público de exilados de Europa Central.

A los 86 años, hoy, Aznavour, es "el artista de variedades del siglo", según sondeo de la CNN. Y referencia de los más grandes, desde Liza Minelli hasta David Bowie. Aretha Franklin lo designó "único cantor de soul francés".

Ha grabado dúos con Sinatra, Julio Iglesias, Johnny Hallyday, Piaf, Elton John...Y acaba de convocar 100 000 personas para un concierto al aire libre en Montreal.

Con más de cien millones de discos vendidos, actor de teatro y protagonista de más de 60 películas, apreciado por la crítica y el público, Aznavour osa elogiar a jóvenes cantantes.

Pero aclara: "no me interesa la juventud en si; me interesa el futuro. Si los viejos hacen la próxima revolución, me interesarán los viejos".

Joven octogenario que comenzó a fotografiar con los aparatos de los 1930, Aznavour digitalizó ahora las 50.000 fotos que sacó en medio siglo. Y cuando se le ocurre una melodía, la graba en su móvil, aunque ni juega ni descarga y dice temer que un día le expliquen "que el utensilio sirve también para preparar café". Sobre todo, subraya su independencia del objeto : "durante un mes, para un filme, aprendí a manejar la hoz. Siempre puede servir".

Atento al rap y al slam, Aznavour es riguroso con la escritura ; la forma, tan importante como el tema. Si uno consigue las dos cosas, es Brassens. Soy un purista de la palabra y creo que el éxito de mis canciones en diferentes idiomas proviene de mi exigencia con los traductores.

En fin, padre de Seda, Charles, Katia – desde hace 6 años lo acompaña como corista -, Misha y Nicolas, tuvo tres esposas. Pero con la última, lleva 46 años.

¿Por qué Aznavour sigue en actividad?
Me niego a bajar los brazos. A dejarme estar; la jubilación es, para mí, antecámara de la muerte. El trabajo y la curiosidad por todo son indispensables a mi equilibrio.

Usted debutó con 9 años, como actor, en el "Studio des Champs Elysées". Precocidad natural en una familia de artistas, que se confirmó con papeles en los teatros Marigny, la Madeleine, Odeón. Con Aida, su hermana pianista, mantuvo la economía familiar cuando su padre, Misha Aznavourien, se marchó a la guerra, en 1939. ¿Actor o cantante?
Siempre me consideré un actor de teatro; lo de triunfar como cantante fue una sorpresa hasta para mi.

Este año 2010 es el de sus bodas de oro con el éxito parisino, que se puede fechar con la creación de "Je me voyais déjà", en 1960, en el teatro Alhambra. Ese triunfo clausuraba ocho años de penuria, actuaciones en las que "me tiraban de todo". Todo esto tras su retorno de Québec, donde sin embargo había triunfado. Pero desde el éxito de 1960, una carrera sin baches.
He desempeñado mi oficio como lo hace un zapatero, un ebanista; en los oficios manuales, la penuria se llama paro, algo que he conocido y asumido, pero nunca olvidado…

Usted triunfó, tras haber sido demolido por la crítica y a menudo también por el público.¿Hubo un momento en el que se dijo que quizás no estaba dotado?
Nunca dudé de mí. La duda es un veneno que te destroza. No digo que a veces no me desesperaban las dificultades. Pero como soy un optimista congénito, lo que me daba miedo a la noche, lo superaba al salir el sol. Y otra vez al tajo.

Hoy, con una carrera llena de éxitos en la canción, ¿se considera más autor, más cantante, cantautor?
Soy más autor que cantante o actor. Pero sin mi manera de expresarme en la canción, que fue muy criticada, y que se basa en mi experiencia como actor, el cantante no habría hecho la misma carrera.

Usted ha dicho "no escribo para vender, pero he aceptado el dinero que ganaba". Y también que le hubiera encantado hacer canciones de éxito y populares, pero que siempre necesitó espacio y tiempo para contar una historia.
Un oficio es mucho más hermoso si te permite alimentarte bien; gano dinero, no lo robo y nunca escribí para vender. Por eso acepto de manera muy natural el dinero que gano con mi trabajo.

¿Sus canciones son mini obras de teatro y usted el autor, el actor y el director?
En efecto, soy mi propio capataz: no necesito a nadie para realizar mi canto.

Durante 8 años, usted se presentó con Pierre Roche, ¿el dúo murió por sí mismo o necesitaba expresarse en solitario?
El dúo Roche- Aznavour murió porque Pierre Roche se contentaba con nuestro éxito en Québec y yo quería explorar otros horizontes. Pero sin rencor ni pelea; nos separamos para llevar a cabo, cada uno, su propia vida y su concepción del oficio.

Un disco con The Clayton Hamilton Jazz Orchestra, un "Jazznavour" antes, ratifican su amor por el jazz. Usted evocó también el klezmer, "ese swing con mezclas de armonías judías, rusas, gitanas". ¿Nunca pensó en resucitarlo con una canción?
El jazz y el tango fueron ritmos muy importantes en mis comienzos de autor intérprete, pero luego quise explorar temas y ritmos menos aceptados por la crítica y el público; más literarios a veces. No quise dormirme sobre mis éxitos populares y asumí riesgos, con temas sociales raros en nuestra disciplina.

Usted dice que hace melodías para vestir sus canciones y que su suerte fue la de haber crecido entre las culturas gitana, rusa, iraní, armenia y turca. Al mismo tiempo, es usted un parisino típico. ¿Piensa que esas músicas llamadas populares son siempre mestizas?
Todo en arte es mestizaje: la música, la pintura, la poesía, la escultura, lo ajeno, lo extranjero, aportan enormemente a la cultura del país de acogida.

En 2009, con "À voix basse", usted completó su autobiografía, comenzada 39 años antes con "Aznavour par Aznavour", continuada con los cuentos de ficción "Mon père, ce géant". Y justamente ¿por qué haber esperado tanto para publicar las primeras "nouvelles" cuando la escritura siempre ha sido para usted una de sus razones de existir?
Aznavour por Aznavour fue un libro dictado por mí, pero escrito por un negro literario. Mi primer auténtico libro autobiográfico fue Le temps des avants(Flammarion, 2003), por el que me dieron el premio reservado a las autobiografías escritas efectivamente por el protagonista. Hasta entonces, desconfiaba de mis posibilidades de escritor de largo aliento. Pero después no he dejado de escribir.

Apátrida, inmigrante, una vida complicada durante años y sin embargo, su libro es muy optimista. ¿Es el trabajo, los viajes, la herencia? ¿Qué le hace ser tan filósofo?
Cuando me despierto cada mañana, le doy gracias al destino por haberme despertado. No tengo de qué quejarme. Optimista si, por supuesto y ¿por qué no lo sería? Nací en un hermoso país, mecido por dos culturas igualmente ricas. Tuve unos padres maravillosos que me enseñaron mil cosas de la cultura de otras civilizaciones. Y una hermana, Aída, verdadero talento musical que tuvo la generosidad de abandonar su carrera de pianista para gestionar la de su marido compositor, Georges Garvarentz, y la mía. Desde mi nacimiento he vivido en un país de libertad, civilizado, artísticamente enriquecedor. Nunca me hicieron sentir que era hijo de inmigrante, ¿Qué más puedo pedirle a la vida?

Ha escrito recientemente canciones para Grand Corps Malade, para Liane Foly; habla bien de Benjamín Biolay, de Sanseverino, de Olivia Ruiz. ¿Sabe que no es muy habitual un viejo cantante con tantos triunfos y tan atento a la juventud?
En mis comienzos, para sobrevivir, fui, como un sastre: autor de medida para estrellas de la canción. En cada espectáculo, esas estrellas cantaban al menos dos canciones mías. Todavía soy capaz de hacerlo y por eso me siento muy cerca de los jóvenes de mi oficio. No he olvidado mis años de penuria, ni el desinterés de los famosos de entonces.

En el mismo sentido, usted que siempre habla de Edith Piaf como un modelo, que descubrió muy joven a Charles Trenet, ¿cree que la chanson existe todavía?
La canción francesa es única. Por eso incluso en el extranjero suelen emplear la palabra francesa para definirla. Es la obra de franceses como Leo Ferré, Georges Brassens, Charles Trenet...Pero también de francófonos llegados de fuera: Jacques Brel, Guy Béars, Georges Moustaki, Linda Lemay...Es decir, belgas, libaneses, griegos, canadienses de Québec. Gente de cultura francesa. España tiene su flamenco, Portugal su fado, Estados Unidos el blues....y nosotros, la chanson.

Usted dice que el verdadero patrimonio de Francia es "el amor de las palabras y de las letras ya que para lo que tiene que ver con el ritmo, Francia no ha inventado nada, siempre ha utilizado los ritmos de los otros". ¿Cuáles serían las influencias de "otra parte" que han construido la canción?
Seamos precisos: las influencias no han construido la canción. La chanson se sirvió de esos ritmos para expresar mejor su particular manera de escribir textos; para subrayar su poesía.

En 1946, Edith Piaf los lleva, a usted y a Pierre Roche, a los Estados Unidos. Usted descubre y es descubierto. Recientemente actuó en francés, en Nueva York y fue un triunfo. ¿Cuál es su visión del público americano?
Es un público receptivo, curioso de lo que se hace en otros sitios y que entra en una sala de espectáculo para divertirse; sin espíritu crítico. Al final del espectáculo, le gusta o no le gusta, pero ahí se queda la cosa.

¿Y los diferentes públicos de España?
No conozco realmente al público español. Es el país en el que menos he cantado, aunque poseo un repertorio en español muy apreciado en países de lengua castellana.

En 1995, usted compró las ediciones musicales Raoul Breton con su impresionante fondo de la chanson. ¿Lo hizo para salvar un patrimonio?
En efecto, lo hice sin pensar para nada en lo que me podía aportar desde un punto de vista económico.

Usted es embajador de Armenia en Suiza, cargo que rechazó durante mucho tiempo. ¿Por qué aceptó finalmente? ¿Es una consecuencia del terremoto de 1988?
Yo tengo una imagen importante, en el mundo, que puede ser útil al país de mis padres. Y dado que es imposible que se produzca un problema territorial o político entre Armenia y Suiza, mi tarea es más bien sencilla.

¿Cómo trabaja usted, señor Embajador?
Hago lo que puedo; no siempre es fácil, pero me apaño…

¿Es cierto que tutea al presidente de Armenia, Serge Sargsian, a quien usted sacó de la cárcel y que aprovecha esa confianza para hablarle francamente de lo que va mal en Armenia?
Yo no lo saqué de la cárcel. Sólo colaboré para que el comité Karabag, del que el hoy presidente formaba parte, y que estaba en prisión, fuera liberado. Mis conversaciones con él son las de un embajador con su presidente.

En el mismo sentido, cuando lo interrogan sobre Francia usted está preocupado por el aislamiento de los políticos, incluso del presidente, frente a "jóvenes que se rebelan porque no se les presta atención". Usted, a quien Missak Manouchian enseñó a jugar al ajedrez ¿qué piensa de las políticas europeas sobre inmigración?
Un embajador tiene un deber de reserva, no puedo responder a ninguna pregunta que trate de política.

A usted le interesa el flamenco. ¿Cómo lo conoció?
El flamenco siempre me ha interesado y más cuando decidí inspirarme en él para una canción. Porque no soy capaz de escribir un texto sin saber de donde viene; el por qué y el cómo. Nunca me habían convencido las teorías que leía sobre el flamenco. Hasta que mantuve una larga y rica conversación con Jean Reno, quien adora, con auténtica pasión, esta música de sus orígenes.

¿Conoce la rumba catalana?
No conozco la rumba catalana, pero aún tengo edad y curiosidad para conocerla.

Para terminar, en las tierras adonde cantará, como buen aficionado a los vinos de Burdeos y ahora productor de un aceite de oliva que debería convertirse en el "Petrus de los aceites", ¿Conoce los aceites de oliva catalanes? ¿Y los vinos catalanes?
En realidad no conozco mucho de Catalunya. No voy más allá de la sardana de Charles Trenet. Pero siento auténtico amor por la ciudad de Barcelona, que he visitado a menudo, en mis comienzos, para cantar en discotecas.
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Aznavour, un joven de 86 años Empty Re: Aznavour, un joven de 86 años

Mensaje  Ety Jue Ago 19, 2010 5:21 pm

Escrito el 19 Agosto 2010 por Luis García Gil en Los ojos de Antoine Doinel

Tiene 86 años y aún está en activo. "Me niego a bajar los brazos", ha declarado. Es historia viva de la chanson. Domina la canción narrativa y sabe que una canción sin poesía dentro es menos canción. Me hubiera encantado verlo en su doble recital en Calella de Palafruguell, lugar en el que Joan Manuel Serrat concibió buena parte del álbum Mediterráneo hace cuarenta años.

Debió ser una noche preñada de magia donde se juntaron el mar azul del verano, la tramontana, Aznavour y las canciones eternas como "La mamma", "La bohème" o "Mourir d' amour". ¿Cuántas veces no se habrá reinventado el intérprete de origen armenio? A estas alturas de la vida se impone la sobriedad a la hora de tejer sus espectáculos y así lo han remarcado las reseñas que han aparecido en la prensa sobre sus dos recitales catalanes.

El cantante parisino clausuró el Festival de Cap Roig. Por sus arrugas corren cientos de historias, cientos de canciones, de melodías, de éxitos imperecederos, de la posguerra a nuestros días. La última vez que vi a Serrat me habló cariñosamente de Aznavour, de su buena relación con él. A algunos componentes de la Nova Canço les entusiasmaba Aznavour, más accesible que Brassens o que Brel que no daban recitales en aquella España gris sometida al franquismo.

Vestido de negro Aznavour debe imponer en escena con su dominio del gesto, del fraseo, de la melodía pura y dura de la canción sin adornos. Lástima que para mucha gente con poco oído musical Aznavour no les suene a nada, si acaso a algo muy antiguo. Prefieren a Bisbal o a Macaco. Allá ellos. Yo me quedo con Aznavour.
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