El trabajo del guionista:
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El trabajo del guionista:
Su nombre lleva cosido al cine desde las 'Vacas' de Medem. Entonces Jesús Regueira era responsable de proyectos de Sogecine y observaba el campo desde la barrera.
Hoy, con varios títulos a sus espaldas de productor, una lista envidiable de nombres (Berlanga, Cuerda, Urbizu, Uribe...) a cuya vera aprendió a reescribir la vida detrás de una cámara, se ha convertido en un respetado guionista autor de dos películas, 'Cachito' y '99.9'. Ahora está en Gijón ejerciendo el otro trabajo que vindica, el de asesor de guionistas. Como tal participa en el Laboratorio Cinematográfico de Guiones que se celebra en la Laboral.
-Dice Laura Esquivel que en estos laboratorios se viene a enseñar, pero se sale aprendiendo.
-Y así es. Yo ya he estado en México, Brasil, Chequia... y puedo asegurar que el proceso de aprendizaje es recíproco. Tú enseñas a los guionistas lo que sabes, pero ellos te ponen ante la realidad de la creación joven. Gracias a ellos sabes lo que se está escribiendo en medio mundo, porque el encuentro es internacional. Ellos a su vez tienen ante sí la voz de profesionales de varios continentes. Es uno de los proyectos más enriquecedores en los que he participado.
-¿Cómo son los guiones con los que se enfrentan estos días?
-Son un material que debe ser reescrito, pero hablamos de textos de cien páginas con una enorme solidez que ya han superado una selección muy fuerte. Están firmados por personas que han mostrado talento y que, desde luego, saben de cine.
-¿Qué es lo más difícil de encarar, quizá la construcción de los personajes?
-Sin duda es una de las partes más difíciles. Dar forma a un personaje es todo un reto, uno de los más grandes, pero también lo es la estructura dramática y, sin duda, también los diálogos.
-Pongamos que tienen delante un guión perfecto, con una voz propia muy personal, pero que como película no llevaría a nadie a la sala. ¿Le pediría al autor que comercializara su historia?
-La razón de ser de estos cursos es que el guión se convierta en una película. Eso debe estar siempre presente, pero manteniendo la atención sobre ese hecho, no nos podemos olvidar de lo importante que es la autoría. Si se combinan bien las dos realidades, unidas a una técnica de escritura, podemos conseguir una gran película.
-Hay quien dice que la técnica hay que aprenderla para desaprenderla luego.
-Y es cierto. Cuando la dominas te puedes olvidar de ella. En cierto modo se trata de eso. Lo que tiene que entender un guionista es cuáles son sus elementos. Está escribiendo cine, no literatura. Es decir, trabaja con acción y diálogos más todos los elementos audiovisuales.
-¿Tienen potencial los textos con los que trabajan estos días?
-Muchísimo. Este Laboratorio no es un generador de películas de culto. También ha dado éxitos. Creo, sin ir más lejos, que el 'Orfanato', de Juan Antonio Bayona, salió de uno de estos cursos. Pero hay muchos títulos premiados en Sundance y también en taquilla que primero participaron en el Laboratorio Cinematográfico.
-Como ¿cuáles?
-'La ciénaga', de Lucrecia Martel; 'Santitos', de Alejandro Springall, o 'Crónicas', de Sebastián Cordero.
-¿De la Laboral saldrán alguna gran película?
-Estoy convencido de que sí.
-Usted es guionista y muchas otras cosas relacionadas con el cine. ¿Se puede ser sólo escritor de películas o hay que picar en otros territorios?
-En esta profesión hay que estar en varios frentes. Los guionistas sobre todo encaramos nuestro trabajo desde varias perspectivas. Dar clase o asesorar a otros escritores es parte de nuestro trabajo. un trabajo, que por cierto yo reivindico, porque me encanta y creo que es fundamental. Pero yo también he acariciado otras labores, siempre dentro del ámbito cinematográfico.
-Y en esas otras labores ha compartido trabajo con grandes maestros del cine. ¿Qué me dice de Berlanga?
-Yo estaba en la producción cuando rodó 'Todos a la cárcel'. No se puede decir que haya colaborado con él, pero sí que tuve el privilegio de verle trabajar y aseguro que, a veces, observando aprendes más que de ninguna otra manera.
-En su currículo están otros nombres como Medem o Cuerda.
-Son casos similares. Yo trabajaba en proyectos de Sogecine y participamos en la producción de casi todas las películas de Medem ('Vacas', 'La ardilla roja', 'Tierra'...) del que aprendí muchísimo y del que me hice un gran amigo. Con Cuerda ocurrió lo mismo. Tuve el placer de verle rodar 'Tocando fondo'. Todos son maestros.
-En 'Cachito' usted firma el guión con Uribe, Urbizu y Francisco Pino. ¿Cómo se escribe una película a ocho manos?
-En realidad nunca coincidimos los cuatro. El guión lo empezaron a escribir Imanol Uribe y Pino, que desgraciadamente murió. Entonces yo me incorporé al proyecto. En ese momento, Imanol se dio cuenta de que no podía escribir y dirigir la película que era su intención y llamó a Enrique Urbizu, para que llevará la realización. Éste a su vez quiso también participar del guión. Los guiones compartidos se suelen explicar así.
Cuenta AZUL de iBanesto, alta remuneración con total disponibilidad
Hoy, con varios títulos a sus espaldas de productor, una lista envidiable de nombres (Berlanga, Cuerda, Urbizu, Uribe...) a cuya vera aprendió a reescribir la vida detrás de una cámara, se ha convertido en un respetado guionista autor de dos películas, 'Cachito' y '99.9'. Ahora está en Gijón ejerciendo el otro trabajo que vindica, el de asesor de guionistas. Como tal participa en el Laboratorio Cinematográfico de Guiones que se celebra en la Laboral.
-Dice Laura Esquivel que en estos laboratorios se viene a enseñar, pero se sale aprendiendo.
-Y así es. Yo ya he estado en México, Brasil, Chequia... y puedo asegurar que el proceso de aprendizaje es recíproco. Tú enseñas a los guionistas lo que sabes, pero ellos te ponen ante la realidad de la creación joven. Gracias a ellos sabes lo que se está escribiendo en medio mundo, porque el encuentro es internacional. Ellos a su vez tienen ante sí la voz de profesionales de varios continentes. Es uno de los proyectos más enriquecedores en los que he participado.
-¿Cómo son los guiones con los que se enfrentan estos días?
-Son un material que debe ser reescrito, pero hablamos de textos de cien páginas con una enorme solidez que ya han superado una selección muy fuerte. Están firmados por personas que han mostrado talento y que, desde luego, saben de cine.
-¿Qué es lo más difícil de encarar, quizá la construcción de los personajes?
-Sin duda es una de las partes más difíciles. Dar forma a un personaje es todo un reto, uno de los más grandes, pero también lo es la estructura dramática y, sin duda, también los diálogos.
-Pongamos que tienen delante un guión perfecto, con una voz propia muy personal, pero que como película no llevaría a nadie a la sala. ¿Le pediría al autor que comercializara su historia?
-La razón de ser de estos cursos es que el guión se convierta en una película. Eso debe estar siempre presente, pero manteniendo la atención sobre ese hecho, no nos podemos olvidar de lo importante que es la autoría. Si se combinan bien las dos realidades, unidas a una técnica de escritura, podemos conseguir una gran película.
-Hay quien dice que la técnica hay que aprenderla para desaprenderla luego.
-Y es cierto. Cuando la dominas te puedes olvidar de ella. En cierto modo se trata de eso. Lo que tiene que entender un guionista es cuáles son sus elementos. Está escribiendo cine, no literatura. Es decir, trabaja con acción y diálogos más todos los elementos audiovisuales.
-¿Tienen potencial los textos con los que trabajan estos días?
-Muchísimo. Este Laboratorio no es un generador de películas de culto. También ha dado éxitos. Creo, sin ir más lejos, que el 'Orfanato', de Juan Antonio Bayona, salió de uno de estos cursos. Pero hay muchos títulos premiados en Sundance y también en taquilla que primero participaron en el Laboratorio Cinematográfico.
-Como ¿cuáles?
-'La ciénaga', de Lucrecia Martel; 'Santitos', de Alejandro Springall, o 'Crónicas', de Sebastián Cordero.
-¿De la Laboral saldrán alguna gran película?
-Estoy convencido de que sí.
-Usted es guionista y muchas otras cosas relacionadas con el cine. ¿Se puede ser sólo escritor de películas o hay que picar en otros territorios?
-En esta profesión hay que estar en varios frentes. Los guionistas sobre todo encaramos nuestro trabajo desde varias perspectivas. Dar clase o asesorar a otros escritores es parte de nuestro trabajo. un trabajo, que por cierto yo reivindico, porque me encanta y creo que es fundamental. Pero yo también he acariciado otras labores, siempre dentro del ámbito cinematográfico.
-Y en esas otras labores ha compartido trabajo con grandes maestros del cine. ¿Qué me dice de Berlanga?
-Yo estaba en la producción cuando rodó 'Todos a la cárcel'. No se puede decir que haya colaborado con él, pero sí que tuve el privilegio de verle trabajar y aseguro que, a veces, observando aprendes más que de ninguna otra manera.
-En su currículo están otros nombres como Medem o Cuerda.
-Son casos similares. Yo trabajaba en proyectos de Sogecine y participamos en la producción de casi todas las películas de Medem ('Vacas', 'La ardilla roja', 'Tierra'...) del que aprendí muchísimo y del que me hice un gran amigo. Con Cuerda ocurrió lo mismo. Tuve el placer de verle rodar 'Tocando fondo'. Todos son maestros.
-En 'Cachito' usted firma el guión con Uribe, Urbizu y Francisco Pino. ¿Cómo se escribe una película a ocho manos?
-En realidad nunca coincidimos los cuatro. El guión lo empezaron a escribir Imanol Uribe y Pino, que desgraciadamente murió. Entonces yo me incorporé al proyecto. En ese momento, Imanol se dio cuenta de que no podía escribir y dirigir la película que era su intención y llamó a Enrique Urbizu, para que llevará la realización. Éste a su vez quiso también participar del guión. Los guiones compartidos se suelen explicar así.
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