La fuente de los afectos
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La fuente de los afectos
El afecto es una necesidad intrínsecamente vinculada a lo humano. No podemos vivir sin ser amados o aceptados por los otros, por el entorno. El afecto es indispensable para el buen desarrollo del niño y ya en la edad adulta continúa siendo un elemento de primera necesidad.
¿De dónde procede la fuente de los afectos? En principio parece que es la madre la principal encargada de ofrecer al bebé, junto con la leche materna, el amor suficiente para que las bases de una personalidad fuerte acompañen el desarrollo del pequeño. También está el cariño del padre, por supuesto, cuya figura, si ausente, determina una serie de carencias. Están los abuelos, los tíos, los hermanso si los hay, en fin "la tribu", en la que la persona en sus primeros balbuceos encuentra un ambiente cordial y afectivo.
Luego están el mundo y ¡sus hostilidades! Aquí es donde todos patinamos, tropezamos, caemos y pobres de nosotros si no traemos en las alforjas una buena dosis de afectos adquiridos, que no siempre ocurre y estamos hartos de ver padres y madres que no están a la altura de la relación parental y ocasionan carencias e incluso traumas por su desafecto o su inmadurez.
¿Qué hacer en estos casos? Ety y Estela, psicólogas del foro, pueden hablarnos de estas cuestiones desde el punto de vista profesional, yo sólo puedo ofrecer una opinión profana.
Supongo que todos, en mayor o menor medida acarreamos el afecto adquirido y también las carencias adquiridas porque nadie es perfecto y nuestros mayores tampoco lo fueron y ¡ay de quienes no entiendan o no acepten estas carencias! entonces no están en situación de autoanalizarse y comprender los huecos que tendrán que reparar en la vida.
En principio, si nos fijamos en el mundo animal, vemos que los primates viven de forma "tribal" mientras que los felinos y otros animales, crecen, se aparean, cuidan sus cachorros cuando son pequeños y luego continúan su andadura solitaria, sin más preocupación. Nosotros, como primates, seguramente sucumbiríamos sin el apoyo de la tribu, una tribu que, por otra parte, a veces puede ser causa de conflicto. Yo opino, y tal vez me equivoque, que al margen de lo tribal, los humanos poseemos una personalidad individual que nos permite un cierto, yo diría que amplio grado de autonomía, de cuidarnos a nosotros mismos y ofrecernos una buena dosis de afecto. No se trata de egoísmo, sino de amor propio en el mejor de los sentidos: el de la supervivencia.
Le comentaba a Gloria en otro apartado que nadie puede pretender de otro la felicidad si antes no es capaz de encontrarla en su interior, y lo mantengo. Llevamos dentro las respuestas a nuestras preguntas y es cuestión de bucear dentro de uno mismo para encontrar lo que tal vez en el exterior se nos niega o no somos capaces de lograr. Si pretendemos beber de afectos externos, entonces actuamos como si estuviéramos vacíos y no es así. Además de recibir, somos personas adultas capaces de dar y si somos capaces de dar, somos capaces de darnos lo necesario a nosotros mismos y nos sobra para compartir.
Cuando nos hacemos mayores nuestra principal fuente de afecto es la pareja. Los hijos también, pero éstos son para sí mismos y para la vida. Los hijos son a mi entender una forma de devolverle a la vida parte de lo que te ha sido dado y no podemos pretender que ellos nos devuelvan, porque el ciclo supone que tendrán que dar a sus propios hijos. Desde mi punto de vista, pareja y amigos, por este orden, pueden suponer una buena fuente de afectos en la madurez. Si no hay pareja, vuelvo a punto anterior: uno tiene que darse afecto a sí mismo y buscar amigos, que se encuentran compartiendo, o al menos ésa es mi experiencia. Yo creo, sinceramente, que como decimos acá "nunca falta un roto para un descosido" y que encontrar pareja no tiene que ser tan difícil al menos que pongamos el listón altísimo, que tampoco hay por qué hacerlo. Unos mínimos son requeribles, pero encontrar la media naranja o el prícipe azul es como hallar la aguja en el pajar...y hay que vivir. Entretanto, quererse a uno mismo, proporcionarse el afecto merecido, las cosas necesarias o deseadas, no es una actitud "egoísta" en sentido peyorativo, sino de autoprotección, algo perfectamente lícito cuando no se trata de un egoísmo inmaduro.
Perdón por el rollo. Si alguien ha tenido la paciencia de leer hasta aquí, supongo que tendrá algo que agregar a lo expuesto.
Mañana parlanchina, la mía...
Será la proximidad de la primavera.
Damablanca.
¿De dónde procede la fuente de los afectos? En principio parece que es la madre la principal encargada de ofrecer al bebé, junto con la leche materna, el amor suficiente para que las bases de una personalidad fuerte acompañen el desarrollo del pequeño. También está el cariño del padre, por supuesto, cuya figura, si ausente, determina una serie de carencias. Están los abuelos, los tíos, los hermanso si los hay, en fin "la tribu", en la que la persona en sus primeros balbuceos encuentra un ambiente cordial y afectivo.
Luego están el mundo y ¡sus hostilidades! Aquí es donde todos patinamos, tropezamos, caemos y pobres de nosotros si no traemos en las alforjas una buena dosis de afectos adquiridos, que no siempre ocurre y estamos hartos de ver padres y madres que no están a la altura de la relación parental y ocasionan carencias e incluso traumas por su desafecto o su inmadurez.
¿Qué hacer en estos casos? Ety y Estela, psicólogas del foro, pueden hablarnos de estas cuestiones desde el punto de vista profesional, yo sólo puedo ofrecer una opinión profana.
Supongo que todos, en mayor o menor medida acarreamos el afecto adquirido y también las carencias adquiridas porque nadie es perfecto y nuestros mayores tampoco lo fueron y ¡ay de quienes no entiendan o no acepten estas carencias! entonces no están en situación de autoanalizarse y comprender los huecos que tendrán que reparar en la vida.
En principio, si nos fijamos en el mundo animal, vemos que los primates viven de forma "tribal" mientras que los felinos y otros animales, crecen, se aparean, cuidan sus cachorros cuando son pequeños y luego continúan su andadura solitaria, sin más preocupación. Nosotros, como primates, seguramente sucumbiríamos sin el apoyo de la tribu, una tribu que, por otra parte, a veces puede ser causa de conflicto. Yo opino, y tal vez me equivoque, que al margen de lo tribal, los humanos poseemos una personalidad individual que nos permite un cierto, yo diría que amplio grado de autonomía, de cuidarnos a nosotros mismos y ofrecernos una buena dosis de afecto. No se trata de egoísmo, sino de amor propio en el mejor de los sentidos: el de la supervivencia.
Le comentaba a Gloria en otro apartado que nadie puede pretender de otro la felicidad si antes no es capaz de encontrarla en su interior, y lo mantengo. Llevamos dentro las respuestas a nuestras preguntas y es cuestión de bucear dentro de uno mismo para encontrar lo que tal vez en el exterior se nos niega o no somos capaces de lograr. Si pretendemos beber de afectos externos, entonces actuamos como si estuviéramos vacíos y no es así. Además de recibir, somos personas adultas capaces de dar y si somos capaces de dar, somos capaces de darnos lo necesario a nosotros mismos y nos sobra para compartir.
Cuando nos hacemos mayores nuestra principal fuente de afecto es la pareja. Los hijos también, pero éstos son para sí mismos y para la vida. Los hijos son a mi entender una forma de devolverle a la vida parte de lo que te ha sido dado y no podemos pretender que ellos nos devuelvan, porque el ciclo supone que tendrán que dar a sus propios hijos. Desde mi punto de vista, pareja y amigos, por este orden, pueden suponer una buena fuente de afectos en la madurez. Si no hay pareja, vuelvo a punto anterior: uno tiene que darse afecto a sí mismo y buscar amigos, que se encuentran compartiendo, o al menos ésa es mi experiencia. Yo creo, sinceramente, que como decimos acá "nunca falta un roto para un descosido" y que encontrar pareja no tiene que ser tan difícil al menos que pongamos el listón altísimo, que tampoco hay por qué hacerlo. Unos mínimos son requeribles, pero encontrar la media naranja o el prícipe azul es como hallar la aguja en el pajar...y hay que vivir. Entretanto, quererse a uno mismo, proporcionarse el afecto merecido, las cosas necesarias o deseadas, no es una actitud "egoísta" en sentido peyorativo, sino de autoprotección, algo perfectamente lícito cuando no se trata de un egoísmo inmaduro.
Perdón por el rollo. Si alguien ha tenido la paciencia de leer hasta aquí, supongo que tendrá algo que agregar a lo expuesto.
Mañana parlanchina, la mía...
Será la proximidad de la primavera.
Damablanca.
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