La Nueva Masculinadad
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La Nueva Masculinadad
Recibí por mail este artículo, y quisiera compartirlo con ustedes:
El nuevo hombre ya no oculta sus sentimientos, ni se pierde en su interior. Encuentra en sí mismo el concepto de masculinidad uniendo ternura y seguridad como guía de comportamiento.
La identidad masculina se ha configurado siempre en términos de competitividad y poder; rasgos como el miedo, las lágrimas, el dolor o cualquier manifestación extrema de sentimientos no tenían cabida en el estereotipo de hombre. El rechazo de estas emociones implica la negación de uno mismo y la incapacidad para crecer como persona.
No somos iguales
El desarrollo de la identidad se forja mediante la interacción de la persona con su entorno social y cultural. Es indudable que existen diferencias físicas y psicológicas entre hombres y mujeres, si bien es cierto que sus identidades se manifiestan como tales a través de la relación con otras personas, costumbres, normas o estereotipos vigentes de las sociedades en las que viven.
A lo largo del proceso de socialización, el niño interioriza las normas y valores propios de una sociedad básicamente patriarcal. A través de su aprendizaje en la familia, escuela, grupo de amigos y medios de comunicación, alcanza el significado del comportamiento “masculino”. El niño descubre que un hombre de “verdad” es el que se comporta siguiendo una serie de patrones y los diferencia de aquellos que no debe presentar por ser propios del mundo femenino. Estos rasgos han sido durante tiempo inmemorial:
El hombre, por tanto, se encuentra atrapado en un laberinto de roles, exigencias y mandatos que paralizan su capacidad de sentir y de exteriorizar sus emociones. Ante esto, o bien puede seguir bajo el peso de la norma social, con la consiguiente pérdida de sí mismo, o aventurarse en un proceso de aceptación y comprensión personal. No se trata de asumir lo denominado “femenino”, la masculinidad no se completa únicamente con esos rasgos, ni se trata de alcanzar un prototipo de hombre afeminado.
La verdadera feminidad
Para tenerlo más claro sólo hay que observar el cambio social en los estereotipos protagonizado por la mujer. A lo largo de los años 50, 60 y 70, la mujer se alza frente a la represión masculina vivida a lo largo de la historia, interioriza los valores masculinos como propios y busca en ellos una reafirmación errónea de sí misma. Es en los 90 cuando adquiere conciencia de que la verdadera feminidad no radica en asumir roles puramente masculinos, sino en saber expresar y entender como mujer atributos socialmente encasillados en el mundo masculino. Es un conocimiento profundo que supone un giro radical en su situación y en todos los aspectos de su vida, educación, trabajo, familia o relaciones personales con su entorno. Igual debe ocurrir en el caso de los hombres.
Las tres décadas de transformación de lo femenino son imprescindibles en la modificación de las relaciones humanas de nuestra sociedad, pero es insuficiente sin el cambio de lo masculino.
Identidad masculina
Así, frente a este modelo tradicional, cada vez cobra más fuerza el concepto de una nueva masculinidad, basada en la superación de las barreras, los estereotipos y las normas sociales. Consiste en alcanzar una identidad masculina que permita al individuo ser persona en el más amplio sentido de la palabra. Este nuevo modelo se basaría en:
· Aceptar la propia vulnerabilidad masculina.
· Aprender a expresar emociones y sentimientos.
· Aprender a pedir ayuda y apoyo.
· Aprender métodos no violentos para resolver los conflictos.
· Aprender y aceptar actitudes y comportamientos tradicionalmente considerados femeninos, necesarios para un desarrollo humano completo.
Es, en resumen, una masculinidad que permita el desarrollo personal y profesional, la exteriorización de las emociones y la participación en una relación profunda con los demás.
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Creo que esta integración es válida para todo el ser humano. No estamos hechos por partes ni pedacitos, y tenemos el derecho a ser aceptados como somos. Supongo que la mayoría de nosotros ha tenido que comportarse frente a muchas situaciones, ocultando sentimientos, emociones, conductas, etc., por temor a ser rechazado y por una necesidad narcisista de ser aceptado y querido por todos. No es fácil validar el desamor y para ello usamos muchos artificios.
El nuevo hombre ya no oculta sus sentimientos, ni se pierde en su interior. Encuentra en sí mismo el concepto de masculinidad uniendo ternura y seguridad como guía de comportamiento.
La identidad masculina se ha configurado siempre en términos de competitividad y poder; rasgos como el miedo, las lágrimas, el dolor o cualquier manifestación extrema de sentimientos no tenían cabida en el estereotipo de hombre. El rechazo de estas emociones implica la negación de uno mismo y la incapacidad para crecer como persona.
No somos iguales
El desarrollo de la identidad se forja mediante la interacción de la persona con su entorno social y cultural. Es indudable que existen diferencias físicas y psicológicas entre hombres y mujeres, si bien es cierto que sus identidades se manifiestan como tales a través de la relación con otras personas, costumbres, normas o estereotipos vigentes de las sociedades en las que viven.
A lo largo del proceso de socialización, el niño interioriza las normas y valores propios de una sociedad básicamente patriarcal. A través de su aprendizaje en la familia, escuela, grupo de amigos y medios de comunicación, alcanza el significado del comportamiento “masculino”. El niño descubre que un hombre de “verdad” es el que se comporta siguiendo una serie de patrones y los diferencia de aquellos que no debe presentar por ser propios del mundo femenino. Estos rasgos han sido durante tiempo inmemorial:
El hombre, por tanto, se encuentra atrapado en un laberinto de roles, exigencias y mandatos que paralizan su capacidad de sentir y de exteriorizar sus emociones. Ante esto, o bien puede seguir bajo el peso de la norma social, con la consiguiente pérdida de sí mismo, o aventurarse en un proceso de aceptación y comprensión personal. No se trata de asumir lo denominado “femenino”, la masculinidad no se completa únicamente con esos rasgos, ni se trata de alcanzar un prototipo de hombre afeminado.
La verdadera feminidad
Para tenerlo más claro sólo hay que observar el cambio social en los estereotipos protagonizado por la mujer. A lo largo de los años 50, 60 y 70, la mujer se alza frente a la represión masculina vivida a lo largo de la historia, interioriza los valores masculinos como propios y busca en ellos una reafirmación errónea de sí misma. Es en los 90 cuando adquiere conciencia de que la verdadera feminidad no radica en asumir roles puramente masculinos, sino en saber expresar y entender como mujer atributos socialmente encasillados en el mundo masculino. Es un conocimiento profundo que supone un giro radical en su situación y en todos los aspectos de su vida, educación, trabajo, familia o relaciones personales con su entorno. Igual debe ocurrir en el caso de los hombres.
Las tres décadas de transformación de lo femenino son imprescindibles en la modificación de las relaciones humanas de nuestra sociedad, pero es insuficiente sin el cambio de lo masculino.
Identidad masculina
Así, frente a este modelo tradicional, cada vez cobra más fuerza el concepto de una nueva masculinidad, basada en la superación de las barreras, los estereotipos y las normas sociales. Consiste en alcanzar una identidad masculina que permita al individuo ser persona en el más amplio sentido de la palabra. Este nuevo modelo se basaría en:
· Aceptar la propia vulnerabilidad masculina.
· Aprender a expresar emociones y sentimientos.
· Aprender a pedir ayuda y apoyo.
· Aprender métodos no violentos para resolver los conflictos.
· Aprender y aceptar actitudes y comportamientos tradicionalmente considerados femeninos, necesarios para un desarrollo humano completo.
Es, en resumen, una masculinidad que permita el desarrollo personal y profesional, la exteriorización de las emociones y la participación en una relación profunda con los demás.
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Creo que esta integración es válida para todo el ser humano. No estamos hechos por partes ni pedacitos, y tenemos el derecho a ser aceptados como somos. Supongo que la mayoría de nosotros ha tenido que comportarse frente a muchas situaciones, ocultando sentimientos, emociones, conductas, etc., por temor a ser rechazado y por una necesidad narcisista de ser aceptado y querido por todos. No es fácil validar el desamor y para ello usamos muchos artificios.
Ety- Cantidad de envíos : 5484
Localización : México, D.F.
Fecha de inscripción : 18/02/2008
Re: La Nueva Masculinadad
"No es fácil validar el desamor y para ello usamos muchos artificios". Qué interesante, esto me dejó pensando muchas cosas, Ety, ¿podrías desarrollarlo un poco más? El artículo me parece realmente muy sugerente. He trabajado durante años en los estudios de género pero, ciertamente, siempre he enfocado el trabajo hacia los discursos sobre la feminidad y los roles reales de las mujeres, quizás por el vacío tan grande de información, pero es cierto que es fundamental abordar el tema de la masculinidad si pretendemos comprender y, sobre todo, cambiar el sistema de sexo/género mayoritario vigente que tantas víctimas se cobra a diario.
Gracias por la aportación y sigamos charlando!!
Un abrazo gigante
Aktea- Cantidad de envíos : 517
Localización : Islas Canarias
Fecha de inscripción : 19/02/2008
Re: La Nueva Masculinadad
Gloria, creo que lo podemos ampliar entre todos, pero, tal y como dices, el llamado feminismo se pudo de moda y se dejó a un lado la evolución de la masculinidad, aunque ésta también ha pasado por muchos procesos de desarrollo. Personalmente no me gusta usar el término feminismo porque se le ha asociado mucho con la competencia con el hombre. La escritora catalana, Monstserrat Roig, fallecida prematuramente, siempre se consideró femenina, no feminista, y esta terminología siempre me pareció más precisa para marcar la complementaridad entre el hombre y la mujer.
El varón también ha evolucionado y muchos de ellos están tratando de dejar en el pasado conductas machistas que sólo ponen de manifiesto su temor ante la fuerza de la mujer, cuando en realidad no se trata de un juego de poder. En estas luchas, ambos sexos han perdido mucho, un ejemplo bastante claro, sobre todo para las personas de mi generación y mayores, es el hecho que la mayoría fuimos críados por las madres, y el padre siempre fue visto como una figura secundaria. Hasta la fecha no se si este comportamiento era debido a la incapacidad del hombre para asumir su parte afectiva y nutriente, o bien porque la mujer no se lo permitió.
Y el otro aspecto que para mi también es fundamental es el respeto a la autenticidad de los sentimientos de cada persona. ¿Cuántos hombres han echado a perder una vida entera por no expresar lo que realmente deseaban y sentían?
El artículo también me puso a reflexionar y espero que muchas ideas nuevas aparezcan como resultado de esta propuesta. ¿Qué nos dicen los hombres de este foro?
Ety
El varón también ha evolucionado y muchos de ellos están tratando de dejar en el pasado conductas machistas que sólo ponen de manifiesto su temor ante la fuerza de la mujer, cuando en realidad no se trata de un juego de poder. En estas luchas, ambos sexos han perdido mucho, un ejemplo bastante claro, sobre todo para las personas de mi generación y mayores, es el hecho que la mayoría fuimos críados por las madres, y el padre siempre fue visto como una figura secundaria. Hasta la fecha no se si este comportamiento era debido a la incapacidad del hombre para asumir su parte afectiva y nutriente, o bien porque la mujer no se lo permitió.
Y el otro aspecto que para mi también es fundamental es el respeto a la autenticidad de los sentimientos de cada persona. ¿Cuántos hombres han echado a perder una vida entera por no expresar lo que realmente deseaban y sentían?
El artículo también me puso a reflexionar y espero que muchas ideas nuevas aparezcan como resultado de esta propuesta. ¿Qué nos dicen los hombres de este foro?
Ety
Ety- Cantidad de envíos : 5484
Localización : México, D.F.
Fecha de inscripción : 18/02/2008
Re: La Nueva Masculinadad
Creo que nuestra generación tiene la suerte o la desgracia de pertenecer a una época de cambios sociales que ya se dan y que aun van a ser mayores.
Hemos crecido en un entorno familiar en el que se daban los roles habituales de la masculinidad y la feminidad; la mujer hogareña y sensible y el hombre protector y duro.
En pocos años las mujeres habéis salido de ese entorno y habéis demostrado que no solo erais capaces de llegar a donde había llegado el hombre, sino que incluso lo hacíais mejor, en general, y ademas sin abandonar lo anterior; feminidad, hogar, ternura ...
Los hombres no hemos sabido estar a la altura, por lo general.
Si bien algunos hemos superado el rol que nuestras propias madres nos inculcaron "ya lo hago yo, hijo" yo reconozco que las mujeres lleváis mucha mas carga y mucho mas desgaste, de ahi que sea frecuente el desanimo por tanta presión exterior e interior.
Todo momento de cambio tambien produce la satisfacción de vivir nuevas situaciones, de aprender cosas nuevas.
Los hombres nos cuidamos mas y ya no nos avergüenza expresar nuestros sentimientos e incluso esa parte femenina que todos tenemos y que antes no demostrábamos por que era sinónimo de debilidad.
Nos esperan cambios aun mas trascendentes, estoy seguro. Lo único que desearía es que la autentica revolución social, que va a venir de la mano de la mujer, por que esta es vuestra era, no arrastre inercias masculinas aunque vengan de manos de mujeres. Es decir, que el mundo futuro se impregne de sensibilidad, negociación, ternura, reconciliación ... frente a sometimiento, demostraciones de fuerza, imposiciones ... palabras que a mi me sugieren machismo latente.
Seamos optimistas y esperemos poder vivir estos cambios positivos.
Joan
Hemos crecido en un entorno familiar en el que se daban los roles habituales de la masculinidad y la feminidad; la mujer hogareña y sensible y el hombre protector y duro.
En pocos años las mujeres habéis salido de ese entorno y habéis demostrado que no solo erais capaces de llegar a donde había llegado el hombre, sino que incluso lo hacíais mejor, en general, y ademas sin abandonar lo anterior; feminidad, hogar, ternura ...
Los hombres no hemos sabido estar a la altura, por lo general.
Si bien algunos hemos superado el rol que nuestras propias madres nos inculcaron "ya lo hago yo, hijo" yo reconozco que las mujeres lleváis mucha mas carga y mucho mas desgaste, de ahi que sea frecuente el desanimo por tanta presión exterior e interior.
Todo momento de cambio tambien produce la satisfacción de vivir nuevas situaciones, de aprender cosas nuevas.
Los hombres nos cuidamos mas y ya no nos avergüenza expresar nuestros sentimientos e incluso esa parte femenina que todos tenemos y que antes no demostrábamos por que era sinónimo de debilidad.
Nos esperan cambios aun mas trascendentes, estoy seguro. Lo único que desearía es que la autentica revolución social, que va a venir de la mano de la mujer, por que esta es vuestra era, no arrastre inercias masculinas aunque vengan de manos de mujeres. Es decir, que el mundo futuro se impregne de sensibilidad, negociación, ternura, reconciliación ... frente a sometimiento, demostraciones de fuerza, imposiciones ... palabras que a mi me sugieren machismo latente.
Seamos optimistas y esperemos poder vivir estos cambios positivos.
Joan
Re: La Nueva Masculinadad
¡Qué interesante lo que estáis escribiendo!
Damablanca.
Damablanca.
Damablanca- Cantidad de envíos : 5190
Localización : España
Fecha de inscripción : 18/02/2008
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