Ni miedo al llanto ni miedo a la alegría.

La existencia está llena de altibajos. A veces la incertidumbre nos asusta. Otras el sedentarismo emocional nos asfixia. Vivimos en un ámbito cambiante. Ayer no es hoy ni hoy es mañana. Todo puede sufrir de pronto una sacudida y la seguridad tan buscada, todo aquello por lo que hemos luchado puede conmocionarse en un instante. De nada sirve aferrarse a las cosas o a las situaciones. Estos días, con ese inmenso oleaje que ha devastado zonas den Cantábrico no he podido por menos de meditar en lo fugitivo del tiempo, en lo frágil de la existencia y en que no hay que tenerle miedo ni al llanto ni a la alegría. Hay que abrazar la vida y adaptarse a las circunstancias, porque es la única manera de sobrevivir.

Pero por favor, no me neguéis la posibilidad de compartir. Cuando hay amor la alegría es más alegría y el dolor es menos dolor.

Damablanca.

Por eso es imprescindible vivir en el ahora. Ya que el pasado y el futuro no existen, se acaba el miedo.

Las personas - y los pueblos - no solemos escuchar la sutil voz que nos indica el camino. Por eso, a veces, es necesario cierto sacudón.

Y deberíamos exculpar a la naturaleza. Ella llegó primero...

Y nosotros a veces pretendemos "sobrepujar" la fuerza de la naturaleza. Se edifica cerca de las playas y los acantilados, a veces incluso demasiado cerca de las vaguadas naturales por las que fluye el agua cuando hay tormenta. Somos tan soberbios, tan insensatos, que nos creemos "los reyes de la creación" cuando somos simples criaturas adheridas a las leyes universales...y nuestro gran error es precisamente no intentar comprender nuestros límites.

Gracias por tus aportaciones, anahuel.

Un abrazo,

Damablanca.

Así es Damablanca.

Por más barreras que pongamos, la vida y la naturaleza lo desbordan todo...

Mejor fluir.