Feliz Navidad

Papá Noel, aburrido y cansado,
oficinista de fin de año.
Muchedumbres ansiosas
desvalijan negocios
de lo que sea.

El regalo obligado, la cena última,
encuentros que no celebro.
La iglesia colmada,
sin saber por qué.
Teatro medieval.

Reunión de teléfonos móviles,
pantallas que hipnotizan,
reclamos que aparecen de la nada,
comida atragantada.
Feliz Navidad

Platos sucios, amontonados,
resaca obligatoria.
Alarmas ignoradas por el sueño
de la farsa vivida.
Cada cual juega su juego.

Entre mis manos, aún dormidas
un papel sucio y ajado.
Un número de teléfono,
de quien no conozco.
Y dudo que conozca, algún día.

Y desde el pesebre,
inmóviles figuras miran y no entienden.
Rinden homenaje. Saludan.
Traen regalos a nadie.
La cuna está vacía.
No han invitado al Niño,
a su Fiesta.

Gracias por tu felicitación, anauel. Un poco triste, ciertamente. Tal vez la Navidad no signifique ya nada para ti o al contrario, mantiene su significado en tus recuerdos, pero no encuentras a tu alrededor dónde reconocer aquellas Navidades de cuando eras niño, tal vez. A mí me sucede que, con los años, la Navidad ha perdido parte de su embrujo. Muchos ya no están, la ilusión no es la misma con respecto a los regalos, se ven las cosas con mirada adulta.

De todas formas, yo lo sigo celebrando. No necesito que nadie me anime, al contrario, suelo ser yo quien organiza y anima. En parte me siento en la necesidad y en la obligación de devolver algo de cuanto yo en su momento recibí. Y al entregarlo, también lo recibo.

Sigo creyendo en la estrella de Belén y en la luz interior que puede renacer cada año si lo intentamos.

En cuanto a ese viejo número de teléfono, pues no te cortes y llama. Alguien agradecerá tu felicitación.

¡Feliz Navidad!

Damablanca.

Hola Damablanca. Me gusta provocar, cuando de un tirón - y casi sin corregir - propongo algún tema. Exagero, lo se, pero sólo busco reacción en el que lee.
Disparador de emociones.
En casa, la Nochebuena tradicional. Acepto esta Tradición y salir de mi mundo interior por un rato. Aunque lo extraño y trato de volver lo antes posible.

La Navidad con ojos de niño es otra cosa. Es ilusión. Es encanto. Es un cuento de Hadas, no leído. Protagonizado.

Pero en esta ocasión, con tus hermosas palabras, como telón de fondo, me volveré niño. Regresaré a aquellas noches de luces y color. Y cuando empiece a anochecer en Buenos Aires, levantaré una copa en honor de mi amiga en España.

Es lo menos que se puede hacer por quién mantiene viva esta Tradición. Eso si, te debo el regalo....

¡Feliz Navidad!