Todo por la música

La música es como un virus que cala en las entrañas, algo irremediable. Debe resultar fantástico eso de ser famoso, recorrer el mundo, andar siempre en primera fila, pero el virus de la música, cuando ataca, lo hace por igual al encumbrado que a los que andamos en las filas de atrás y quien lo haya probado, lo sabe.

Lo tuve todo en contra: para empezar nací mujer, lo cual, al menos en España y para una cantautora que pretenda no sólo sonar cual pajarito cantor (algo que en una dama queda muy bien), sino componer, escribir letras, en fin, quiero decir que aquí las mujeres lo tenemos más difícil y en este tipo de labor abundan más los cantautores masculinos. Además también tuve en contra a la familia, las circunstancias…Bien, no valen quejas. He hecho cuanto he podido y a veces confieso que me siento algo cansada. Son cinco discos, mas todo lo que tengo sin publicar, muchos conciertos, no multitudinarios pero sí difíciles por cuanto los que no somos famosos no podemos contar con grandes medios y a veces hay que echarle “arte e imaginación”. No es fácil este oficio, pero el virus es el virus y si renuncias es peor. Por otra parte, hice muy bien en prepararme para otras dos profesiones: la de secretaria, que me ayudó a pagarme mis estudios universitarios y la de docente, que me ha ofrecido muchas satisfacciones. Con la música he tenido muchas y muy grandes alegrías y también duros trabajos, pero es lo que es, cada cual lleva encima su carga, su tarea y creo que en toda labor de tipo artístico la dificultad es algo intrínseco a la actividad, mas no por ello vas a dejar de hacerlo.

¡Viva la música!

Damablanca.