Compromisos
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Compromisos
Esta mañana leí en la prensa algo que me dejó, bueno, digamos que sorprendida. Resulta que una famosa pareja de famosos muy del famoseo hollywoodiense, del club de los guapos y ricos, que llevan juntos parece ser desde el 2005 y se han rodeado de hijos propios y adoptados, muy solidarios ellos (no voy a citar los nombres) y sin que sirva de menosprecio a su solidaridad, pues a fin de cuentas eso puede dar buen ejemplo pues…dice la noticia que están “prometidos” y que a lo mejor suenan campanas de boda y que los hijos están encantados con que papá y mamá se comprometan seriamente. Es decir, que según esto, y sacando consecuencias, esta pareja no estaba seriamente comprometida ¿¿¿???
Si el famoseo es el espejo social en el que se refleja la mayoría y vienen más o menos marcando el ritmo al que se mueve la susodicha sociedad, entonces es que es verdad que eso del “compromiso” suena tan “heavy” como la caída de un pedrusco de doscientas toneladas. Decía mi abuela que “de lo que se come se cría” y a lo mejor resulta que de tanto consumir productos “Light” nos estamos “lightificando” y al personal le entra pánico cuando se trata de echar una firmita, escrita en papel o en compromiso moral.
A servidora le enseñaron desde pequeñita que cuando se quiere hacer algo bien, hay que comprometerse hasta las cejas, sea en una relación, un trabajo o una ONG y que si luego, pese a la buena voluntad, las cosas salen mal, pues que no sea por falta de buenas intenciones y sano esfuerzo. Pero ahora no, ahora se va por la vida “de puntillas”, no vaya a ser que pisando fuerte se dejen huellas y le pesquen a uno en un compromiso y no veas tú que miedo. Es como si quisiéramos hacer la vida a nuestra medida, sin que nos roce, evitando el más leve rasguño, tomando de los demás únicamente lo que nos conviene, los ratos buenos y para tú de contar. Pero es que la vida es una mezcla de todo y no se puede aislar únicamente lo que nos gusta. El compromiso va implícito en la supervivencia y si no nos ayudamos unos a otros, nos vamos todos adonde se fue el Titánic que en paz descanse. Yo no sé si me estoy quedando antigua defendiendo este tipo de valores o es que, como dice una amiga mía, “tú eres una romántica, pero la vida práctica es otra cosa”. Pues no, no soy nada práctica, sin embargo opino que el miedo al compromiso no es un signo de actuar prácticamente, sino más bien…digamos ¿egoísmo? Yo lo llamaría inmadurez.
Damablanca.
Si el famoseo es el espejo social en el que se refleja la mayoría y vienen más o menos marcando el ritmo al que se mueve la susodicha sociedad, entonces es que es verdad que eso del “compromiso” suena tan “heavy” como la caída de un pedrusco de doscientas toneladas. Decía mi abuela que “de lo que se come se cría” y a lo mejor resulta que de tanto consumir productos “Light” nos estamos “lightificando” y al personal le entra pánico cuando se trata de echar una firmita, escrita en papel o en compromiso moral.
A servidora le enseñaron desde pequeñita que cuando se quiere hacer algo bien, hay que comprometerse hasta las cejas, sea en una relación, un trabajo o una ONG y que si luego, pese a la buena voluntad, las cosas salen mal, pues que no sea por falta de buenas intenciones y sano esfuerzo. Pero ahora no, ahora se va por la vida “de puntillas”, no vaya a ser que pisando fuerte se dejen huellas y le pesquen a uno en un compromiso y no veas tú que miedo. Es como si quisiéramos hacer la vida a nuestra medida, sin que nos roce, evitando el más leve rasguño, tomando de los demás únicamente lo que nos conviene, los ratos buenos y para tú de contar. Pero es que la vida es una mezcla de todo y no se puede aislar únicamente lo que nos gusta. El compromiso va implícito en la supervivencia y si no nos ayudamos unos a otros, nos vamos todos adonde se fue el Titánic que en paz descanse. Yo no sé si me estoy quedando antigua defendiendo este tipo de valores o es que, como dice una amiga mía, “tú eres una romántica, pero la vida práctica es otra cosa”. Pues no, no soy nada práctica, sin embargo opino que el miedo al compromiso no es un signo de actuar prácticamente, sino más bien…digamos ¿egoísmo? Yo lo llamaría inmadurez.
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