Justicia y generosidad hacia uno mismo, hacia los demás

¡Qué difícil es lidiar con lo cotidiano, aunque resulte aparentemente fácil!. A mí, al menos me resulta una ardua tarea enfrentarme a diario con los mismos tópicos, los mismos comentarios, las mismas noticias, o la misma noticia protagonizada por diferentes personas, pero siempre la misma… En esa manera de enfrentar el día a día en cuyo paquete también van incluidos temas trascendentales, también debo entonar el “mea culpa” . El deseo de “ser políticamente correcta” me lleva muchas veces a ocultar mis propios sentimientos, por no herir, por no molestar. La familia, los amigos, los vecinos…que nadie se incomode…Y resulta que en ocasiones no hay más remedio que incomodar porque nunca llueve a gusto de todos y a veces hay errores que enmendar u opiniones que contrastar, aunque moleste, incluso aunque duela.

Me acusaba la Folino, cuando escribía en el foro de Serrat, de “edulcorada” y tiene razón, soy una edulcorada, a veces he intentado volcar algo de amargura en las canciones que compongo y “no me sale”. No sé si es mi carácter o si es fruto de la educación. Cuando algo no me gusta, siempre le busco el “punto de comprensión” (lo habrá hecho “sin querer”, “todos cometemos errores” etc.) La cuestión es que en eso no puedo ni creo que deba cambiar. ¿Entonces? ¿Dónde termina la objetividad y comienza el “edulcoramiento”? ¿Dónde la bondad? ¿O es que la bondad es un bien reservado a los dioses y los humanos no somos capaces de comprenderla? ¿Por qué al bueno se le toma el pelo? ¿Tal vez porque no representa una amenaza?

¡Qué difícil es lidiar con la vida y qué difícil lidar con un@ mism@)! ¡Qué difícil reconocer los propios errores y aceptarlos! Y si los reconoces y los aceptas ¡Qué difícil perdonarlos! Incluso creo en ocasiones que es mucho más fácil ser generosa con los demás que con lo propio (incluso aunque cuando alguien comete un error, normalmente sufre de forma directa las consecuencias).

He conocido en la vida personas egoístas que aceptaban el egoísmo como algo natural, sin considerarlo como tal, sino como “defensa de sus propios derechos”, personas que con su actución me han dejado “a cuadros” ¿Y dónde está el límite entre la generosidad, la justicia y el sacrificio injusto para con uno mismo?.

Me gustaría sacar una conclusión acerca de hasta dónde se puede y se debe llegar en esa relación entre los derechos justos de los demás y los derechos justos hacia la propia persona, pero eso lo dejo para otro día, o para alguien que pase por aquí y pueda asesorar al respecto.

Damablanca.

Las relaciones interpersonales siempre son dificiles, en todos los ámbitos; pareja, familia, amigos, trabajo ...

En la vida solo podemos esperar que un reducido número de personas nos conocen realmente, nos aceptan e incluso nos quieren tal y como somos; esos son los verdaderos amigos.

En nuestros circulos sociales hay gente que nos puede tener aprecio, les podemos caer bien, pero frecuentemente nos encasillan -seguramente tambien lo hacemos todos- y les condiciona la imágen que tienen de nosotros.

Si nos clasificaron en un primer momento como adelcurados, duros, blandos, astutos, interesados ... dificilmente nos van a desclasificar, salvo que nosotros con perseverancia demostremos con los hechos como somos, y aún asi es difícil.

Lo que no podemos hacer es forzar nuestra forma de ser o para agradar a los demas o para recomponer nuestra imágen; entrariamos en un conflicto personal constante. Lo digo desde la experiencia personal, de a quien le importa demasiado lo que opinen de el.

Cada uno de nosotros somos personas complejas; ni todo lo hacemos mal ni todo lo hacemos bien. Por eso las grandes virtudes humanas son la humildad y la tolerancia.

Hay personas con aspecto de buena gente que ni son humildes ni son tolerantes, esas personas siempre nos resultaran dañinas, por mas que su aparente bondad nos atraiga. En cuanto no les sirvamos o no cumplamos sus espectativas pasaremos a ser sus enemigos.

Tu te preguntas donde esta la fina linea que hay entre la bondad y la estupidez. Es complicado, a los que creemos y queremos ser buenas personas nos suelen clasificar como tontos.

Yo creo que el camino a seguir es la coherencia con nosotros mismos, debemos ser como sabemos y queremos ser. Tener como objetivo en la vida mejorar como personas, aprendiendo de los errores -que es la forma habitual de aprender- y sobre debemos rodearnos de gente sana, sincera y hermosamente imperfecta.

A los intolerantes -despúes de intentarlo por las buenas- los suelo tratar con intolerancia y a los cariñosos con cariño. Ese es mi forma de intentar ser justo con los demás.

Joan

Pues yo a los intolerantes les dejo que hablen solos. Total es lo que hacen siempre.

Petons,

Damablanca.

No, no siempre van solos, se rodean de otros intolerantes, y lo peor, de gente de buena fe que se los cree.

A veces al intolerante se le confunde como a una persona de carácter y en cierta forma se le consiente como una cualidad.

Es común, por ejemplo, que un maltratador se esconda tras una imágen de persona encantadora persona en su ámbito social.

La mayor parte de los problemas que he tenido en esta vida ha sido por enfrentarme a ellos en el ámbito social, sindical y tambien virtual.

Si te enfrentas a ellos se escudan en la imágen que se han creado y en su circulo protector.

Seguro que a todos os ha pasado algo asi, es parte de la vida.

Joan