"MONEY"CARLO

Estaba viendo un reportaje sobre Montecarlo, la ciudad del lujo y el glamour. Un entrevistado bromeaba sobre el sobrenombre "Money"Carlo (money es dinero en inglés, como imagino que todos saben). En Mónaco no eres nadie sin dinero, pero dinero dinerazo: apuestas, apartamentos millonarios, yates de lujo, coches de alta gama etc. Entrevistaban a dos mujeres divorciadas. El entrevistador les planteaba lo siguiente: "En cualquier lugar del mundo los hombres de vuestra edad se sentirían atraídos por vuestros encantos, pero aquí, en Montecarlo, con todas las chicas jóvenes y bellas de la Europa del Este que hay disponibles, no tenéis nada que hacer". Ellas asentían y reían, pero no estaban dispuestas a abandonar el lugar. Seguramente eran dos divorciadas de alto standing con la vida resuelta por su "ex". Incluso decían comprenderles: "Estas chicas del Este son jóvenes, guapas, bien preparadas, divertidas, es lógico que ellos se sientan atraídos". Vamos, como una auténtica feria de ganado. Esposas de usar y tirar, te compras una, luego llega otra más joven y luego otra y ...borrón y cuenta nueva. Total, pagar pensión a la anterior o anteriores. Punto y seguido.

Me preguntaba cómo se puede vivir así, sin que los sentimientos no parezcan jugar ningún papel, un mundo en lo que todo tiene un precio de compraventa, donde el dinero es dios y el placer su vasallo.Rápidamente se me cruzaron o descruzaron los cables, según se mire: el dinero es materia y lógicamente, compra materia. Ninguna de esas personas, incluidas las chicas jóvenes de Rusia y el Este que buscan "pescar" un marido adinerado, aunque sea temporalmente y con renta fija a posteriori, ni los posibles adjudicatarios, buscan nada más allá de la materia. Unas carnes firmes, cierto grado de desenvoltura en el medio, capacidad de actuación para no crear problemas, resultar agradables y pare usted de contar. Ni ellos buscan más ni ellas lo ofrecen y si lo ofrecen, va fuera del catálogo.

Evidentemente, el dinero conforma un estamento social, una forma de vida, un apego al lujo y al placer. El otro extremo es el ascetismo del místico. Son dos formas diferentes de vivir o de valorar las experiencias. Sinceramente, el lujo a la carta y pagado con Visa me parece de poco peso. Yo reconozco que soy una "sibarita", y precisamente porque creo poseer cierto refinamiento en mis gustos, me gusta ir más allá de lo epidérmico, donde está de verdad la "mina" del oro que una persona puede acumular, me refiero a un tipo de oro que no se puede medir, ni pesar ni contar, cualquiera que me lea sabrá de seguro a lo que me refiero. El placer físico existe, no lo vamos a negar, y puede resultar divertido: más agradable la seda que la estopa, más agradable una tumbona sobre un yate que una silla de madera junto a la mesa camilla. Ahora bien, existe otro tipo de placer mucho más hondo y mucho más valioso, sólo apto para personas realmente exquisitas y entendidas en el noble oficio de existir: la silla de madera junto a la mesa camilla, si estás con la familia o con la persona querida resulta mil veces más placentera que la hamaca sobre el yate. Ningún placer de los que pueda ofrecer cualquier lugar de Montecarlo puede compararse a la emoción de escuchar un buen concierto y que te vibren las fibras interiores con el sonido y con lo que hay más allá del sonido: el arte del creador, lo etéreo. Las simples relaciones epidérmicas también se quedan cortas si no existe un vínculo que vaya más allá de lo tangible. Todo esto difícil de encontrar, exige sensibilidad, inteligencia y valores y precisamente por ello, porque va mucho más allá de la materia, no es posible comprarlo con algo material, sino con ese oro interior al que me refería anteriormente. Ahí están la verdadera riqueza y el verdadero placer al que puede aspirar un ser humano cuando de verdad desea vivir con intensidad.

Damablanca.

Comparto tu reflexión.
No podemos negar que todos somos victimas de la hipnosis materialista que nos proyecta la felicidad en la posesión, la abundancia y el lujo. Los que llegan a cualquier precio a este falso paraiso pagan caro su precio, por que huyen continuamente de si mismos y no son queridos por lo que son sino por lo que tienen.

Que no nos falte nunca lo imprescindible, pero que no no sobre y aún queramos mas.

Buena semana a todos.
Joan