Los Adultos Mayores
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Los Adultos Mayores
Centros de orientación facilitan la vida a los adultos mayores
(Desde Bolivia)
La Paz, 15 de ago. Winston Zárate, de 61 años, muestra sus documentos referidos a su partida de nacimiento.
Juana Máxima Coronel tiene 63 años y, pese a la carga de los años, sale todos los días a vender productos para ganarse el sustento diario. Su hermana menor se llevó todas las cosas de la casa en la que ambas viven y pretende venderla. Si eso ocurre, no tendrá a donde ir.
¿Y el título de propiedad?, le preguntan. “Ella (su hermana) y mi madrastra lo tienen” responde a la trabajadora social.
Tienen voz pero casi nadie los escucha. Han aportado con su vida al crecimiento de su familia y comunidad, y guardan experiencias de luchas pasadas que se adivinan en las líneas y marcas de sus manos y rostros.
“Qué diferente sería si entendiésemos que todos llevamos un viejo encima” escribió Joan Manuel Serrat en su canción Llegar a viejo. Tal vez ese pensamiento estuvo presente cuando varias personas se involucraron en la creación de los Centros de Orientación para adultos mayores en La Paz en 1997.
Dejar de ser invisibles y hablar de los problemas que tienen, sabiendo que son escuchados, son metas que se han logrado en los Centros de Orientación Socio-legal del Adulto Mayor (COSLAM) que todos los días en su oficina de La Paz reciben al menos 25 casos, 25 problemas y 25 historias que conmueven por la indiferencia de una sociedad hecha para alguien más joven que ellos.
En la calle Bolívar, a unos pasos de la plaza Murillo, el primero de estos centros creado con el apoyo de HelpAge International, organización que creó el proyecto, está abarrotado de adultos mayores que necesitan de todo.
Unos han ido a pedir información para regularizar sus documentos y así cobrar su Renta Dignidad, otros a pedir ayuda pues los maltrataron o despojaron de su hogar. Todos ellos necesitan que alguien los escuche.
Los demás esperan y otros, vencidos por el cansancio, se entregan al sueño en uno de los sillones.
Muros rajados de una casa
Doña Juana Máxima procede con su relato y dice que el “cuartito” en donde vive tiene las paredes rajadas y no sabe por qué.
Allí sentada frente a uno de los escritorios de las trabajadoras sociales y rodeada del bullicio nutrido de otras voces de sus similares que explican sus problemas, doña Juana explica que está sola, que sus hijos se han ido con las familias que han formado y que no tiene un sitio fijo para vender. Es una comerciante errante.
Al decirlo, es como si todos los recuerdos revolucionaran en su interior y de golpe le llegaran a su corazón ya abatido. Las lágrimas la superan mientras pide ayuda al personal del centro y cuenta que si no vende sus aceitunas, ajos o ajíes, su único alimento del día es una taza de té.
Para la mayoría de las personas que no han llegado a mediana edad es difícil imaginar la vida sin los padres, es una ironía pensar que los adultos mayores terminan siendo huérfanos.
Perdiendo la identidad
Winston Zárate tiene 61 años, y por una mala revisión parece haber perdido los datos del registro de su nacimiento en Potosí.
Papeles fueron y llegaron al centro hasta definir no sólo que debe hacer un nuevo trámite para tener su certificado de nacimiento real, sino que debe corregir los errores de escritura de su nombre y de la fecha de nacimiento.
Con una calma digna de sus años reflejada en un rostro que delata un aire de conquistador en sus años mozos, el señor Winston recuerda que llegó a La Paz por estudios. Fue empleado público y ahora realiza trabajos de todo tipo en varias iglesias. “Hago de todo” comenta.
“Lo que más extraño de mi tierra es a mis hijas, las laguas, los chambergos, la sopaipillas”, dice mientras cuenta que se graduó del “atómico” colegio Juan Manuel Calero, uno de los más importantes de esa ciudad.
El representante regional de HelpAge International en América Latina, James Blackburn, afirma que partir de la creación de los centros para orientación legal éstos pasaron a ser más de ayuda psicosocial por las necesidades de los adultos mayores.
“Son espacios que han construido un espíritu de organización de los adultos mayores. El gran reto de este servicio es que la institucionalización, es decir, que sean asumidos por el Estado, fundamentalmente de los municipios y gobernaciones”, explica.
La voluntaria del centro, también de la tercera edad, Isabel de Castro, siente impotencia de que los trámites tarden dos semanas, que los discriminen en el proceso para su identificación y tengan que perder en nimiedades lo que menos tienen, tiempo.
(Desde Bolivia)
La Paz, 15 de ago. Winston Zárate, de 61 años, muestra sus documentos referidos a su partida de nacimiento.
Juana Máxima Coronel tiene 63 años y, pese a la carga de los años, sale todos los días a vender productos para ganarse el sustento diario. Su hermana menor se llevó todas las cosas de la casa en la que ambas viven y pretende venderla. Si eso ocurre, no tendrá a donde ir.
¿Y el título de propiedad?, le preguntan. “Ella (su hermana) y mi madrastra lo tienen” responde a la trabajadora social.
Tienen voz pero casi nadie los escucha. Han aportado con su vida al crecimiento de su familia y comunidad, y guardan experiencias de luchas pasadas que se adivinan en las líneas y marcas de sus manos y rostros.
“Qué diferente sería si entendiésemos que todos llevamos un viejo encima” escribió Joan Manuel Serrat en su canción Llegar a viejo. Tal vez ese pensamiento estuvo presente cuando varias personas se involucraron en la creación de los Centros de Orientación para adultos mayores en La Paz en 1997.
Dejar de ser invisibles y hablar de los problemas que tienen, sabiendo que son escuchados, son metas que se han logrado en los Centros de Orientación Socio-legal del Adulto Mayor (COSLAM) que todos los días en su oficina de La Paz reciben al menos 25 casos, 25 problemas y 25 historias que conmueven por la indiferencia de una sociedad hecha para alguien más joven que ellos.
En la calle Bolívar, a unos pasos de la plaza Murillo, el primero de estos centros creado con el apoyo de HelpAge International, organización que creó el proyecto, está abarrotado de adultos mayores que necesitan de todo.
Unos han ido a pedir información para regularizar sus documentos y así cobrar su Renta Dignidad, otros a pedir ayuda pues los maltrataron o despojaron de su hogar. Todos ellos necesitan que alguien los escuche.
Los demás esperan y otros, vencidos por el cansancio, se entregan al sueño en uno de los sillones.
Muros rajados de una casa
Doña Juana Máxima procede con su relato y dice que el “cuartito” en donde vive tiene las paredes rajadas y no sabe por qué.
Allí sentada frente a uno de los escritorios de las trabajadoras sociales y rodeada del bullicio nutrido de otras voces de sus similares que explican sus problemas, doña Juana explica que está sola, que sus hijos se han ido con las familias que han formado y que no tiene un sitio fijo para vender. Es una comerciante errante.
Al decirlo, es como si todos los recuerdos revolucionaran en su interior y de golpe le llegaran a su corazón ya abatido. Las lágrimas la superan mientras pide ayuda al personal del centro y cuenta que si no vende sus aceitunas, ajos o ajíes, su único alimento del día es una taza de té.
Para la mayoría de las personas que no han llegado a mediana edad es difícil imaginar la vida sin los padres, es una ironía pensar que los adultos mayores terminan siendo huérfanos.
Perdiendo la identidad
Winston Zárate tiene 61 años, y por una mala revisión parece haber perdido los datos del registro de su nacimiento en Potosí.
Papeles fueron y llegaron al centro hasta definir no sólo que debe hacer un nuevo trámite para tener su certificado de nacimiento real, sino que debe corregir los errores de escritura de su nombre y de la fecha de nacimiento.
Con una calma digna de sus años reflejada en un rostro que delata un aire de conquistador en sus años mozos, el señor Winston recuerda que llegó a La Paz por estudios. Fue empleado público y ahora realiza trabajos de todo tipo en varias iglesias. “Hago de todo” comenta.
“Lo que más extraño de mi tierra es a mis hijas, las laguas, los chambergos, la sopaipillas”, dice mientras cuenta que se graduó del “atómico” colegio Juan Manuel Calero, uno de los más importantes de esa ciudad.
El representante regional de HelpAge International en América Latina, James Blackburn, afirma que partir de la creación de los centros para orientación legal éstos pasaron a ser más de ayuda psicosocial por las necesidades de los adultos mayores.
“Son espacios que han construido un espíritu de organización de los adultos mayores. El gran reto de este servicio es que la institucionalización, es decir, que sean asumidos por el Estado, fundamentalmente de los municipios y gobernaciones”, explica.
La voluntaria del centro, también de la tercera edad, Isabel de Castro, siente impotencia de que los trámites tarden dos semanas, que los discriminen en el proceso para su identificación y tengan que perder en nimiedades lo que menos tienen, tiempo.
Ety- Cantidad de envíos : 5484
Localización : México, D.F.
Fecha de inscripción : 18/02/2008
Re: Los Adultos Mayores
Cierto, llevamos un viejo encima y por eso creo que desde jóvenes deberíamos plantearnos la gestión de nuestra vejez mirando al futuro. Creo que en ese terreno no nos agrada ahondar, no nos gusta mirar el futuro porque nos parece "feo", pero si llega, tiene que encontrarnos preparados para encararlo.
Por otra parte y por la misma razón, debemos apoyar toda iniciativa que mejore la vida de los ancianos.
Bss
Damablanca.
Por otra parte y por la misma razón, debemos apoyar toda iniciativa que mejore la vida de los ancianos.
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Damablanca.
Damablanca- Cantidad de envíos : 5190
Localización : España
Fecha de inscripción : 18/02/2008
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