El paso del tiempo

Pasa deprisa, a raudales, con generosidad, a manos llenas. El tiempo se nos escapa sin que apenas nos percatemos, como una cascada de vida que cada segundo rueda por una inmensa pendiente. Basta un instante para mirar hacia atrás y contemplar nuestro pasado en una ráfaga mental. Toda nuestra vida pasada encapsulada en un segundo, en una sensación, o por lo menos así lo vivo yo...y no puedes recuperarlo.

Sin embargo sigues ahí dentro, eres tú. Te miras al espejo y ves que tu físico ha ido cambiando con los años ¡y lo que cambiará! piensas, si tengo la suerte de convertirme en una "encantadora viejecita". Pero sigues siendo tú. ¿Es que el espíritu, las ilusiones, el ansia de vivir no se desgasta? A mí no se me ha desgastado, al menos todavía no...y dicen los expertos y ya veteranos que pasa el tiempo y pasa...y sigues ahí dentro, siendo tú mismo, con arrugas, con achaques, pero tú, con la carrocería desgastada, pero el motor de las sensaciones impecable...que si tuvieras veinte años...harías lo propio de los veinte años, pero con más experiencia, porque ¡ay! la trampa del tiempo, que nos va haciendo sabios poco a poco pero desgastando las energías...

¿Vale la resignación? ¿Llega un día en que se dan los sueños por perdidos?

¡NUNCA! mientras el cuerpo aguante.

Damablanca.

Usted se pregunta y usted se responde.
No hay nada que añadir, "uno se lo guisa y uno se lo come".
Pero doy gracias a los consejos.
El espejo es implacable, pero la mente es aún más poderosa. Con su poder y fuerza, podemos seguir adelante.

Cada cual tiene su respuesta, Manuela.

Yo tengo la mía...

Amparo.