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Aerofagia (gases estomacales e intestinales)

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Aerofagia (gases estomacales e intestinales) Empty Aerofagia (gases estomacales e intestinales)

Mensaje  Ety Jue Dic 03, 2009 5:35 pm

La deglución excesiva de aire o la acción fermentativa de las bacterias intestinales pueden generar molestos eructos crónicos, hinchazón abdominal o flatulencia.

En algunas culturas, el eructo se considera expresión de aprecio a las excelencias culinarias presentadas en la mesa.
Las convenciones sociales nuestras, siendo como son, limitan al ámbito de la más estricta privacidad para determinadas funciones fisiológicas. No está bien visto, y puede generar situaciones embarazosas y poco agradables, que una persona eructe o expulse gases en público. Sin embargo, en ocasiones no es posible evitarlo, en especial cuando se sufre aerofagia o meteorismo, problemas vinculados con el exceso de aire o gases que provocan eructos crónicos, hinchazón abdominal o flatulencia, con consecuencias, menos relevantes para la salud, que para la vida social.

Todas las personas contienen en su tracto digestivo una cierta cantidad de aire, de gases, que se originan tanto en el intestino, en especial el grueso o colon, por la acción en la digestión de las enzimas, fermentos y bacterias,
como por el aire que se traga o deglute. A esta segunda fuente le corresponde entre el 30 y el 60% del gas gastrointestinal.


Normalmente, este gas es bien tolerado, pero hay casos en los que puede originar tormentos como eructos repetidos, sensación de plenitud e hinchazón abdominal, dolor más o menos intenso, sensación opresiva en zonas del abdomen, ruidos intestinales, retortijones, expulsión de gases por el recto, entre otras desazones.



Una fuente relevante de gas es la acción fermentativa sobre los hidratos de carbono (como son algunos azúcares) y las proteínas de las bacterias intestinales ubicadas en el colon. Los principales gases producidos son dióxido de carbono e hidrógeno, además de cantidades mínimas de gases odoríferos como el indol, los escatoles y los compuestos azufrados. En la porción superior del intestino delgado también se genera dióxido de carbono
cuando el ácido clorhídrico procedente del estómago o los ácidos
ingeridos son neutralizados por el bicarbonato. Casi un tercio de los adultos crea cantidades apreciables de metano en el colon, y esto parece responder a un rasgo familiar sin relación con la ingesta de alimentos determinados. Este gas, en cantidades excesivas, se asocia con la reducción de la capa de ozono que rodea nuestro planeta.


La ingesta de ciertos alimentos como las legumbres y algunos cereales, con cantidades significativas de hidratos de carbono no absorbibles, proporcionando un sustrato idóneo para la formación de gas por la acción bacteriana, así se produce un incremento en la producción de gas en las paredes intestinales que es el causante de la distensión abdominal, hinchazón y flatulencia. De forma excepcional, el aumento de gas puede deberse a una colonización bacteriana anormal del intestino delgado o a una
infección por Giardia lamblia, un parásito asociado con la ingesta de aguas contaminadas.



Si se traga mucho aire que no se expulsa con un eructo, este pasa al estómago, donde se acumula y puede causar sensación de abombamiento e hinchazón a veces muy molestos. Este aire gástrico puede verse en una simple radiografía; se le denomina “burbuja gástrica” y produce unos síntomas conocidos por el “síndrome del globo gástrico”. El aire queda atrapado después de una ingestión copiosa y sin posibilidad de ser eructado.

La distensión gástrica puede provocar un dolor agudo que en ocasiones puede simular una angina de pecho, debido a que el dolor aparece en la zona cardiaca. También el aire deglutido puede pasar al intestino y quedar atrapado en la denominada flexura esplénica, originando el llamado “síndrome de la flexura esplénica”, caracterizado por una sensación de plenitud y opresión en el hipocondrio izquierdo, que se irradia por e
hemitórax izquierdo. Tras la defecación o la expulsión de gases se suele aliviar el dolor.

Una simple radiografía de abdomen puede mostrar grandes cantidades de aire en la flexura esplénica. Estos fenómenos desagradables son bien conocidos por quienes comen por comer, dándose harturas (lo que nosotros llamamos, afectuosamente, el síndrome de Raúl).


En la actualidad, la ausencia de tiempo marca comidas rápidas y basadas en productos precocinados. En el caso de las personas que padecen meteorismo y aerofagia persistente, comer sensatamente es fundamental para evitar
éstos y otros problemas estomacales.


Para comer adecuadamente:

  • Siéntese relajadamente e intente olvidar sus preocupaciones
  • No realice ningún trabajo mientras come, apague el celular
  • No discuta cosas desagradables ni asuntos serios durante la comida
  • Coma pausadamente, en pequeños bocados, y masticando muy bien. La digestión empieza en la boca.
  • Durante la comida beba
    cantidades adecuadas de agua. No hay verdad en el proverbio local de
    que el agua dilata la digestión. Lo que el agua hace, en realidad, es
    ayudarla.

  • Cuando beba, evite los ruidos deglutorios, indican que pasa mucho aire y que usted es persona grosera.

Evite el uso de los siguientes “alimentos” y sustancias:

  • Bebidas gaseosas,
    aguas carbónicas, colas y refrescos gasificados, cerveza y cavas. El
    azúcar crea sus propios problemas porque fermenta.

  • Verduras y legumbres
    col, coliflor, bróculi, habas, guisantes, alubias, lentejas, garbanzos
    en exceso o mal cocidos. Cómalas pero con circunspección.

  • La leche, si tiene intolerancia y aun que no la tenga.


  • Y además:


  • Evite suspiros
    (dulces, como el famoso postre de los dominicanos y los que salen de su
    cuerpo) e inspiraciones profundas frecuentes. Respire normalmente por
    la nariz, y no por la boca, así evita la aerofagia.

  • Si tiene problema de obstrucción nasal, con la dentadura o la prótesis dental, intente solucionarlo.
  • No fume.
  • Evite los medicamentos efervescentes.
  • No utilice laxantes.
  • ¡NO MASQUE CHICLES! — Luce mal y proyecta la apariencia de un animal rumiante.

El uso y el abuso de las comidas incomibles por las víctimas de las disorexias.

Uno de los pasos más importantes en la aplicación del método de tratamiento de las disorexias, por nosotros elaborado, consiste en la eliminación total
del uso del chicle por todas las pacientes y miembros del equipo

Primero, el chicle y su presencia constante en la boca, se utiliza para atenuar las señales fisiológicas del hambre que llegan constantemente, provenientes del hipotálamo cerebral. La paciente tiene hambre y trata de no percibirla
de esta manera.


Además que cuando se masca el chicle, una función vital se anticipa: Los centros del comer registran la presencia de algo en la boca, perciben el acto y la actividad de masticar y asimismo perciben la deglución de saliva – pero
nada de comida.


Ante ese dilema, el hambre se intensifica. Lo que es resultado opuesto al efecto deseado.


Finalmente, que la imagen de una mujer atractiva contorsionando la boca para masticar como si fuera un animal rumiante no luce muy bien, que digamos.


En ocasiones será conveniente utilizar fármacos -a base de clebopride, simeticona, etanol, metoclopramida, dimeticona, glucosa, celulosa microcristalina… como tratamiento en los casos más problemáticos. Mucho de entre estos fármacos pueden causar síntomas de trastornos extra piramidales o parkinsonismo — la metoclopramida, entre éstas. También la fitoterapia puede ser una ayuda útil para el meteorismo y hay preparados eficaces en farmacias, para farmacias y tiendas herbolarias.

Siempre use todos estos remedios bajo supervisión facultativa.

Las personas aquejadas de eructos crónicos o repetitivos achacan sus molestias a la formación de gases en el estómago. Sin embargo, su causa se vincula a la aerofagia o deglución del aire y no siempre, a su producción en el tubo digestivo. Se ha estudiado bien este fenómeno y se ha constatado que
por lo general cada eructo va precedido de una bocanada de aire
tragado. En todas las personas es común que haya un cierto grado de
aerofagia ocasional, pero algunas tragan aire en exceso por ansiedad
crónica, comidas muy rápidas, consumo de bebidas con gas, uso de gomas
de mascar, mala adaptación de prótesis dentarias, obstrucción nasal,
tabaquismo… Todas estas circunstancias favorecen la deglución de aire
que desciende por el esófago y luego, cuando se regurgita, se expulsa
como un eructo.

A pesar de la creenciaextendida de que las sensaciones de hinchazón y plenitud abdominalestán ocasionadas por cantidades excesivas de gas intestinal, estudiosrecientes han comprobado que la cantidad de gases en estos casos es normal, y que la principal anomalía es un trastorno de la movilidad intestinal.

Coma con prudencia y como el ser civilizado que es… y si es que (como tantos) no lo son, polo menos trate de serlo — por su bien.


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Fuente: Blog Sístema Límbico. Dr. Félix Larocca
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