Nueva información sobre el sida

Publicado hoy en el diario "La Vanguardia".

Un estudio explica por qué los tratamientos contra el sida no acaban de curar la infección
El descubrimiento allana el camino a tratamientos más certeros y los prepara para la futura erradicación del virus, "para quizá dentro de diez años"


ANA MACPHERSON | Barcelona | 15/03/2010 | Actualizada a las 02:06h | Ciudadanos
Es un pequeño paso, pero importante", avisa de entrada Bonaventura Clotet, director de IrsiCaixa, el centro investigador del sida de Can Ruti donde se ha llevado a cabo el estudio que demuestra que los virus del sida siguen replicándose de forma basal a pesar de los tratamientos y sin que los análisis habituales los detecten.

Por eso los miles de infectados por VIH, que siguen desde hace años tratamientos con antirretrovirales y están, según los análisis, libres de virus, vuelven a las cifras iniciales de la infección en cuanto suspenden la medicación. "No erradicamos el virus, sigue en marcha una replicación de bajo grado", explica Javier Martínez-Picado, que ha liderado esta investigación que se publica en la revista Nature Medicine y en la que han participado 69 pacientes de los hospitales Can Ruti, Clínic y Sant Pau. Este pequeño paso allana el camino a tratamientos más certeros y los prepara para la futura erradicación del virus, "para quizá dentro de diez años".

El sida es hoy una enfermedad crónica con la que se puede convivir 50 años más gracias a una medicación muy cara. "No tanto como una quimioterapia, pero hay que darla cada día toda la vida, porque si la suspendes, rebrota. Mil euros al mes por persona. No es sostenible", resume Clotet. Por eso, este tipo de investigaciones es un empeño de varios grupos de científicos en todo el mundo, entre ellos el que él dirige en Badalona, uno de los punteros de Europa.

Para demostrar que el virus sigue activado a pesar de que no sea visible, los científicos del Institut de Recerca de la Sida IrsiCaixa han usado varias vías. Una de ellas ha sido detectar en el núcleo de las células unos residuos virales que aparecen cuando una de las medicaciones que se aplican, en concreto las que inhiben la acción de la integrasa (ver gráfico), ha actuado. Cada vez que estos fármacos impiden que el virus se integre en el ADN de la célula, deja unas huellas en forma de circulitos. Si el número de circulitos crece, es que más virus han intentado entrar y el medicamento ha tenido que impedírselo. Eso indica que existía actividad viral, pese a que los análisis de sangre no la detectaban.

Los 69 pacientes que participaron llevaban cinco años con terapia antirretroviral y oficialmente libres de virus. Una tercera parte de los pacientes siguió con su tratamiento normal, y a dos tercios les intensificaron la medicación con ese fármaco que impide que se integre el virus en el ADN de la célula –un tratamiento normal de sida utiliza un mínimo de tres antirretrovirales distintos que actúan sobre al menos dos de las cuatro vías de replicación del virus, como puede verse en el gráfico–. Al cabo de dos semanas, en los intensificados había crecido el número de circulitos, lo que significa que había aumentado la entrada de virus en la célula. Y a las 24 semanas, el número de circulitos bajaba drásticamente.

Entre los estudiosos del sida y los virus de este tipo (los RNA, les llaman, que además son los que corresponden a las enfermedades emergentes, entre ellas la gripe) había dos bandos: los que creían que el VIH tenía sus propios reservorios en el cuerpo humano y por eso rebrotaba al bajar el tratamiento, y los que defendían que no sólo hay reservas, sino también una actividad baja, pero continua. Con este trabajo, la controversia desaparece: ambas realidades existen.

Todo ello parece acercar un poco el objetivo de erradicar el virus, "porque nos hace reorientar las estrategias de tratamiento", apunta Bonaventura Clotet. El plan ahora es eliminar esa actividad basal, "las brasas del virus". Intensificando tratamientos, afinando la detección de virus o sus señales, "y tendremos que hacerlos salir a flote, para atacar a los escondidos".

¿La vacuna? El proyecto Hivicat, un consorcio público-privado en el que intervienen Can Ruti y el Clínic, la Generalitat, la Caixa y laboratorios Esteve, en busca de la vacuna, sigue en ello. "Se conseguirá", señala Clotet. "Ideas no faltan, sí dinero", lamentan los investigadores. "Dos de las científicas firmantes del estudio son mileuristas que hipotecan toda su vida en esta línea de investigación".