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Los libros

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monica silvia
Mª Dolores
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Mensaje  Mª Dolores Mar Abr 08, 2008 4:45 pm

El año pasado descubrí este artículo que apareció en el diario El País y me pareció muy interesante, por eso lo puse en el foro, y hoy me ha parecido oportuno recuperarlo:

Cómo hablar de un libro sin haberlo leído

VICENTE VERDÚ 01/03/2007

En París, la ciudad que tanto adoró la cultura culta, un libro causa ahora expectación. Un libro que, paradójicamente, desacredita la importancia de leer los libros. Comment parler des livres que l?on n?a pas lus, en Les Éditions de Minuit (pronto en Anagrama), analiza no ya el fenómeno de perorar sobre libros no leídos sino, además, cambiando impresiones con personas que, a su vez, fingen haberlos leído.

El título parecería anunciar un manual de autoayuda pero está escrita con una ambición muy superior. Su autor, psicoanalista y profesor, tipifica los repetidos simulacros entre colegas que, leyendo cada vez menos, no admiten esta desafección. El libro sigue conservando cierto valor reverencial en el universo culto y no sólo deben haberse leído aquellos títulos que componen el canon sino que, como todavía ocurre en determinados medios académicos, hay que haberlo leído "todo".

Este imposible "todo" se hace, no obstante, asequible mediante las tretas que un profesional de la lectura ha ido aprendiendo y en cuya red de prácticas se asocian gustosamente los amigos o colegas. Unos y otros se revelan como sospechosos pero también cómplices de una patraña que gana adeptos puesto que, dentro o fuera de los viejos círculos, los lectores son cada vez peores y menos.

¿Son ya tan pocos y vanos que la conversación sobre libros constituye un ejemplo añadido de la realidad virtual? En esta dirección virtual -coherente con el capitalismo de ficción- avanza tanto el habla sobre lo no leído en absoluto como la plática sobre lo que apenas se ha visto en una mesa de librería o se ha recorrido velozmente en una distraída expulgación. Cualquier contacto permitiría hablar del libro en una u otra proporción razonable pero incluso, con la extrema propuesta de Bayard, lo interesante radicará en perorar sin base alguna y sin el menor asomo de vergüenzas.

Todos los libros son autobiográficos y, consecuentemente, ¿por qué los comentarios no habrían de ser también así? En ocasiones privilegiadas la opinión se inspirará directamente en la personalidad del autor al que apreciamos, distinguimos o detestamos y de donde procede todo. Cualquier exégesis de textos no leídos pero nacidos de autores conocidos anima el tono de la conversación y la prolonga incalculablemente. Con este pródigo resultado ¿qué importará la estrecha referencia a la escritura? Lo decisivo es la conversación y, dentro de ella, la creatividad que se desprenderá del ejercicio imaginativo de los locutores.

No se trata, por tanto, a estas alturas, de atenerse a ningún rigor profundo sino al fervor de lo superficial en el desenfado general del estilo del mundo. ¿Leer libros con suma atención, citarlos en sus precisos términos, criticarlos objetivamente? ¿Quién piensa en ello? Bayard recoge una cita de Oscar Wilde donde afirma que jamás se comprometió a criticar un libro que hubiera leído antes porque, aclaraba, "sería tan fácil dejarse influir..."

Aunque también, habiendo perdido el libro parte de su autoridad sagrada, vastamente arrollado por el saber audiovisual, por el turismo y los Da Vinci, por el factor emocional y el golpe publicitario, por la pantalla, el accidente y el efecto especial, ¿qué respeto futuro le seguirá correspondiendo?

No sólo todo el saber va dejando de estar contenido en los libros sino que su participación en el conocimiento conjunto se encoge a enorme velocidad. Así el declive en la lectura de libros responde tanto o menos al tópico de la barbarie generacional que a la evidente decadencia de su funcionalidad.

¿Hay que leer, no obstante, a contracorriente incluso de la nueva cultura o es ya legítima y apropiada la simulación? De la misma manera que la simulación es el disfraz de lo real, las imposturas son las máscaras de una convicción perdida. Las formas continúan para eludir la condena del conspicuo círculo intelectual pero, como en la política, el dinero o el sexo todos mienten. Mienten y sabemos que mienten, hablan y sabemos que callan.


Cuando lo he releído me ha hecho pensar en mi comportamiento, me he dado cuenta de que yo lo hago, recomiendo libros sin haberlos leído: algunos, porque lo que había leído era una simple noticia, que explicaba cuál sería el argumento de la novela, otros porque su autor me merece una total confianza, en varios casos porque he leído un extracto o un primer capítulo, tal y como dice el autor de esta columna yo he recomendado y hablado de libros sin haberlos leído, la mayor parte de las veces porque todavía no habían salido al mercado o porque he oído un programa de radio donde entrevistaban a su autor y por lo que contaba éste me ha parecido que merecía la pena hacerme eco, así que soy culpable, aunque no ejerzo como crítica literaria y no tengo la obligación de haberlo leído todo.

Estos días he comprobado que cuando eres relativamente pequeño y lees un libro que por cualquier razón te impresiona, luego cuando te tropiezas con él de adulto eres capaz de explicar la historia que cuenta ese libro, porque te gustó, eso es lo que me ha pasado ahora que he regalado a los hijos de mis primos mis libros y cuentos de juventud.

Besos
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Mensaje  monica silvia Mar Abr 08, 2008 7:35 pm

QUERIDA DOLORES, AGRADÉZCO EL ARTÍCULO , SOBRE LOS ''LOS LIBROS'', PERO MAS, TU SINCERIDAD SOBRE ESTE TEMA.
COMO NO SOY MUY LECTORA, NO OPINO EN ÉSTE APARTADO.
ANTES LEÍA MAS QUE AHORA, AUNQUE HE TRAIDO DE ARGENTINA, UN PUÑADO DE LIBROS, A PEDIDO DE MI HIJO MARTÍN, EL MUY LECTOR, Y AHORA ESTOY TRATANDO DE BUSCAR GANAS, PARA HACERCARME MAS A LOS LIBROS, CREO QUE UN LIBRO, ES EL MEJOR MENSAJE DE TRANSPARENCIA Y APRENDISAJE.
GRACIAS DOLO, POR ABRIR EL TEMA. BESOS A TODOS!!!
MÓNICA SILVIA, DESDE ISRAEL.
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Mensaje  Grace Mar Abr 08, 2008 8:49 pm

Es verdad y es muy interesante lo que plantea esta nota, Loló. El libro se ha convertido en un artículo de consumo y supongo que por eso suceden estas cosas. También por la mayor disponibilidad de contenidos de lectura en la web, etc. - no hay tiempo!

Pero, para los que nos gusta mucho leer, nada ni nadie en el mundo reemplazará jamás la lectura de un libro, completa, total, excluyente.

Estoy en un recreito de la oficina, hasta otro momento!

besos
Cris
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http://www.fotolog.com/cris_grace25

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Mensaje  Ety Mar Abr 08, 2008 10:52 pm

Propongo hacer un grupo en defensa del libro study

Uno de los grandes placeres (por lo menos mío) es sentarme con un libro en la mano, un marcador y un lápiz, y leer, subrayar, cuestionar, e incluso anotar en una pequeña libreta algunas ideas que surjan de la lectura.

¿Será posible sustituir esto por una página de Internet?

Hasta el momento no lo he conseguido.

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Mensaje  Manuela Mar Abr 08, 2008 11:15 pm

Y no creo que debas siquiera intentarlo.
Son cosas muy diferentes.
Lo que más me duele de mis libros es que al no tener hijos, cuando desaparezcamos nosotros dos, los libros ¿Donde irán a parar? ¿Quien los querrá como nosotros?. Y no sé por qué me da una tristeza infinita porque en ellos está parte de lo que soy, además me gusta tocarlos y verlos, ya es una cuestión estética aparte del gusto que da sentirse inmersos en tantas historias, en tanto saber.
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Mensaje  Ety Mar Abr 08, 2008 11:27 pm

Manu, precisamente de eso mismo hablé con Loló el otro día, ¿adonde irán nuestros libros? El tener hijos no es tampoco una garantía.

Sobre el mismo tema hablé hace poco con Eduardo. Le pedí, y muy en serio, que si muero antes que él, se quede con todos los libros. El resto de mis cosas son intrascendentes. Mi sobrinos heredaran el departamento donde actualmente vivo, pero, aunque ambos son médicos, cultos e inteligentes, no creo que estén muy interesados en mi librería.

Es un buen cuestionamiento para hablarlo en este foro. Lo mejor, creo yo, es pensar, mientras estamos vivos, cuál será el mejor destino para nuestros libros, y dejarlo por escrito y perfectamente notariado.

Creo que para los que conformamos este foro, nuestros libros y nuestra música, son nuestros máximos tesoros.

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Mensaje  monica silvia Miér Abr 09, 2008 3:48 pm

QUERIDA ETY, PARA MÍ, EL MEJOR DESTINO DE MIS LIBROS, ES MI HIJO MARTÍN.
UN APASIONADO DE LA LECTURA, Y ESCRITOR, ALGO QUE COMO MADRE, ME LLENA DE ORGULLO, ESTOY SEGURA , QUE VA HA LLEGAR.
INDICÁNDONOS, A MI Y A SU PADRE, LEAN, ES LA MEJOR TERAPIA.
UN ABRAZO A TODOS!! MÓNICA SILVIA, DESDE ISRAEL.
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Mensaje  Mª Dolores Jue Abr 10, 2008 10:14 pm

Ety tienes razón. Yo confío que conforme se hagan mayores mis sobrinos se vayan aficionando a la lectura, es algo que ha pasado con mis hermanos, así que tengo la esperanza de que también suceda con ellos.

De todas formas, tal y como está evolucionando el mundo no sé si habrá alguien interesado en ellos en el futuro. Hace unos días estuvo en casa un profesor de la Universidad de derecho que había sido alumno de mi padre, venía a recoger una parte de los libros que le podían interesar, porque todos los hermanos nos habíamos puesto de acuerdo en que lo mejor era que pasaran aquellas personas que lo habían querido más y que podrían desear tener un recuerdo suyo, al margen de las vivencias comunes que habían compartido, hace ya muchos años.

Con él estuvimos hablando de los libros y de lo que él se encuentra cada día en la Universidad, estaba decepcionado porque dice que las referencias que él tiene no son las mismas que las de ellos, y que nota como a veces no entienden lo que él les explica, está un poco desesperado porque no logra transmitir el entusiasmo por la asignatura, da Historia del Derecho, lo cual abarca mucho, pero el amor a los libros, la música y la cultura no es algo importante hoy en día, el día que eso cotizara en el mercado de la bolsa, veríamos como muchas de esas personas importantes desaparecerían.

Besos
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Mensaje  Mª Dolores Sáb Mayo 10, 2008 11:36 am

Cultura conmemora en Berlín el 75 aniversario de la quema de libros llevada a cabo por el régimen nazi.

El programa de actos rememora la quema de libros cometida el 10 de mayo de 1933. Se calcula que sólo en Berlín, los nazis destruyeron esa noche 20.000 publicaciones


El Ministerio de Cultura, el Instituto Cervantes de Berlín y la Fundación Tres Culturas, junto con otras organizaciones locales, conmemoran hoy en Berlín, el 75 aniversario de la quema de libros llevada a cabo por el régimen nazi en 1933 en la Bebelplatz, a la que asistirán escritores e intelectuales.

La conmemoración forma parte del programa de actividades que dichas instituciones dedican a la defensa de la tolerancia y el debate sobre la identidad y la convivencia, con motivo del "Año Europeo del Diálogo Intercultural''.

El programa de actos rememora la quema de libros cometida por el régimen nacionalsocialista el 10 de mayo de 1933. Se calcula que sólo en Berlín, los nazis destruyeron esa noche 20.000 publicaciones de filósofos, científicos, poetas y escritores. Sus nombres pasaron a integrar las ''listas negras'' y muchos de ellos fueron asesinados, arrestados o enviados al exilio.

La Bebelplatz como centro

La Bebelplatz es conocida por ser el lugar en el que se llevó a cabo la quema, y es en ese mismo enclave donde el Ministerio de Cultura, el Instituto Cervantes de Berlín y la Fundación Tres Culturas recuerdan el 75 aniversario de la destrucción de los libros.

En el acto, que lleva por título Bebelplatz (Donde arden los libros), participan intelectuales de reconocido prestigio procedentes del área euro-mediterránea, como el politólogo Sami Nar; el profesor Markschies, presidente de la Universidad Humboldt; el sociólogo Ignacio Sotelo; y Lala Süsskind, presidenta de la Comunidad Judía de Berlín. También participan Guillermo Corral, director general de Política e Industrias Culturales del Ministerio de Cultura; y, representando a Andalucía, el Secretario General de Acción Exterior, Enrique Ojeda.

El programa que el Ministerio de Cultura, el Instituto Cervantes y la Fundación Tres Culturas organizan en Berlín, se cerrará con las jornadas Biblio-Diálogo, que se celebrarán del 21 al 23 de mayo, sobre el importante papel de las bibliotecas como integradoras sociales y catalizadoras del intercambio cultural, con la participación del escritor Juan Goytisolo.


Siempre había creído que Fahrenheit 451, era una gran novela, ahora ya se que estos acontecimientos le pudieron dar la idea de escribirla, publicada en 1953 por Ray Bradbury. El título Fahrenheit 451 hace referencia a la temperatura a la que el papel de los libros se inflama y arde (233º C).

La historia fue llevada al cine en 1966 por François Truffaut, este es su argumento.

Guy Montag es un bombero que no se dedica a apagar incendios. En la sociedad imaginada por la novela, los bomberos tienen la misión de quemar libros ya que, según su gobierno, leer impide ser felices porque llena de angustia; al leer, los hombres empiezan a ser diferentes cuando deben ser iguales, el cual es el objetivo del gobierno, que vela por que los ciudadanos sean felices para que asi no cuestionen sus acciones y los ciudadanos rindan en sus labores. Cabe mencionar también, que al principio de la novela el país de Montag esta al borde de la guerra.

Minteg conoce a una muchacha de 17 años, Clarisse McClellan, quien le cuenta que a ella y a su familia los tachan de "antisociales" porque formulan preguntas, en lugar de que su entorno las pregunte y las respondan ellos mismos. Al principio, Montag la tacha de loca, pero es esa joven la que empieza a generar en Montag la duda sobre si verdaderamente es feliz ademas de ejercer en el otro efecto, que despierta la curiosidad de Montag acerca de entender. Mas tarde se le da a entender a Montag que la chica murió atropellada por un automovil. El jefe de Montag, Beatty, le dice que los libros sólo sirven para hacer sentir mal a las personas. Es un hombre astuto que sigue los ideales utopicos del gobierno, confiando plenamente en el sistema que rige a toda la sociedad.

Montag acude a un incendio en el que había que quemar una casa de una mujer anciana que tenía una biblioteca. Antes de echar el petróleo, Montag toma un libro y se lo lleva escondido. La vieja no sólo se rehúsa salir de su casa, sino que es ella misma quien le prende fuego con una cerilla. Esto impacta más a Montag y le hace pensar en cuanto han de valer los ideales por los que lucha aquella gente, cosa que evidentemente aumenta su curiosidad.

Su esposa, Mildred, sólo está interesada en tres pantallas de televisión de su sala. Montag quiere compartir con ella sus inquietudes, pero ella se niega.

Montag se acuerda de un viejo que conoció en el parque, un profesor de literatura llamado Faber. Como Montag tenía una colección de libros escondida, fruto de una curiosidad que habia incrementado desde ese encuentro, se lleva un ejemplar de la Biblia, como carnada para Faber. Le plantea al viejo profesor la necesidad de luchar para que los libros permanezcan sobre la ignorancia.

Diseñan un plan entre los dos para cumplir este objetivo. Faber planea contactar con un impresor desempleado y con varios académicos exiliados amigos de él. Le da a Montag un dispositivo para que se puedan mantener comunicados y sigan diseñando el plan, además de las ansias de Faber de oír los argumentos que ofrece Beatty.

Al llegar a su casa, Montag encuentra a Mildred y a unas amigas hablando con la "familia". Molesto por su ignorancia y por ver que son incapaces de dar cariño incluso a sus maridos e hijos, saca un libro de poemas y lee uno. Una de las amigas se pone a llorar y otra se enoja con él. Faber le reprocha por haber hecho esto, ya que lo considera un error y una gran imprudencia.

Posteriormente deciden ir a enfrentar a Beatty, pero este se muestra muy astuto en cuanto a sus argumentos y objeciones y no consiguen derrotarlo. Suena un aviso de alarma y marchan a atenderla. cuando llegan al lugar Montag ve horrorizado que es su propia casa.

Al llegar, sale Mildred corriendo y se va en un taxi. Beatty le revela a Montag que fue ella quien hizo la denuncia, pero que sus amigas ya habían hecho otra. Le ordena quemar él mismo la casa junto con los libros. Beatty empieza a golpear y a provocar a Montag y cuando se da cuenta del dispositivo con el que Montag se comunicaba con Faber lo destruye y jura ir en busca de Faber. Enfurecido, Montag quema vivo a Beatty con el lanzallamas que lleva en sus manos, dándose después cuenta de que Beatty quería morir.

Montag va a casa de Faber, le da dinero para patrocinar la producción de libros y huye. En medio de su huida se da cuenta de que el país finalmente ha entrado en guerra. A pesar de que se había organizado una intensa búsqueda por parte de las autoridades, Montag logra escapar al bosque, dando con un grupo vagabundos que resultan ser académicos dirigidos por un hombre llamado Granger. Estos le muestran por medio de un televisor como los medios y las autoridades pretenden haberlo capturado y asesinado, usando como chivo expiatorio a algún hombre que estaba en la calle a esas horas de la mañana, con el propósito de dar más credibilidad al gobierno. Granger le cuenta que la misión de ellos es vagar por los bosques y ciudades, teniendo conocimiento de los libros y memorizarlos para transmitirlos oralmente y así, un día, poder imprimirlos.


Un abrazo
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Mensaje  Manuela Sáb Mayo 10, 2008 5:58 pm

Una pena, la quema de libros. Me alegra que se celebre para que no vuelva a suceder, por si acaso, a pesar de las catástrofes que pudieran acontecer, interesase a alguna generación, volver a sentarse frente al mar, junto a un árbol, en casa comodamente... leer de nuevo libros con la intención de intuir, que a pesar de internet (que me encanta) la sabiduría viene dada por un libro entre las manos, sea de lo que sea, si está bien escrito.
Y que de los libros y la música podemos aprender a ser un poco más felices, a conocernos a nosotros mismos, a conocer a los demas y opiniones diferentes a las nuestras.

Acordarme en estos momentos de D. Alonso Quijano, que tuvo que sufrir la quema de sus libros, tanto por el ama, como por el cura y el barbero.
Me produce el mismo terror ver quemar libros, que ver como se mata a un ser vivo.
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Mensaje  Ety Sáb Mayo 10, 2008 6:24 pm

Otro artículo que vale la pena destacar en esta fecha:

Alemania recuerda la quema de libros por los nazis como un presagio de los hornos crematorios


Rodrigo Zuleta

Berlín, 9 may (EFE).- La quema de libros por los nazis, de la que mañana se cumplen 75 años, se ha convertido en un símbolo de la persecución cultural y es recordada en Alemania como un acto de barbarie que presagiaba los hornos crematorios del III Reich.

"Donde se queman libros se terminan quemando también personas", es la frase del poeta Heinrich Heine que siempre se repite para recordar los acontecimientos del 10 de mayo de 1933, cuando estudiantes universitarios quemaron en Berlín y en otras ciudades del país libros de espíritu "no germánico".

Aquellos actos, que congregaron a miles de espectadores en las calles y en los que participaron profesores y miembros de las SS, marcaron el inicio de la censura y la persecución de intelectuales que caracterizaron al régimen nazi.

La frase de Heine, muerto en 1856 en su exilio parisino, resultó profética y casi que parece pronunciada después de 1933 e, incluso, después de 1945, cuando se llegó a conocer con todo detalle la verdadera dimensión de la barbarie nazi.

Heine, de origen judío, era uno de los tantos autores que los nazis querían hacer desaparecer de las bibliotecas.

El periodista Volker Weidermann ha publicado recientemente una obra, "El libro de los libros quemados", en los que recupera las biografías de 131 autores incluidos en una de las primeras listas negras de los nazis.

Sin embargo, en esa lista no están los nombres de todos los autores cuyos libros fueron quemados ni tampoco los de todos que sufrieron diversas formas de persecución.

En la lista recuperada por Weidermann falta, por ejemplo, Walter Benjamin, que empezó a ser perseguido aún antes del ascenso al poder de los nazis y que se suicidó tras no lograr entrar a España cuando huía de las SS.

También falta Thomas Mann, a quien al comienzo los nazis trataron de ganar para su causa pero que luego se convertiría en una de las voces más destacadas de la oposición intelectual al nacionalsocialismo.

Las esperanzas de los nazis de ganarse a Thomas Mann para su causa, como lo cuenta Marianne Krull en su libro "Otra historia de la familia Mann", estaban fundadas en que en los primeros meses después de la toma de poder el autor de "La montaña mágica" tuvo una actitud vacilante.

Thomas Mann no quiso colaborar en la revista "Die Sammlung", dirigida por su hijo Klaus y que tenía como objeto recorrer textos de los intelectuales emigrantes, e incluso declaró públicamente que no compartir la orientación de ese medio.

A la postre Thomas Mann se alineó con la resistencia, a la que habían pertenecido desde el comienzo sus hijos Erika y Klaus y su hermano Heinrich, que fue desde el comienzo uno de los escritores más odiados por los nazis.

Sin embargo, las vacilaciones de Thomas Mann recuerdan que muchos otros escritores no sólo no se declararon de forma inmediata como contrarios al nazismo sino que incluso simpatizaron y colaboraron con el movimiento.

Al lado de los escritores perseguidos hubo también escritores cómplices, como fue el caso del poeta Gottfried Benn.

Si se revisan las listas negras, se puede establecer una especie de tipología de los autores perseguidos y quemados por, según los nazis, ser contrarios al espíritu alemán.

Se perseguía, en primer lugar y como era de esperarse, a los judíos vivos, como Benjamin o Alfred Döblin, o muertos, como Heine.

Una de las tesis que defendían los estudiantes nazis antes de las quemas del 10 de mayo era que si un escritor judío escribía en alemán estaba mintiendo y que los judíos debían escribir sólo en hebreo.

En segundo lugar, se buscaba hacer desaparecer de las bibliotecas a los autores de libros pacifistas, como era el caso de Erich Maria Remarque o Arnold Zweig. Tanto Zweig como Remarque aparecieron ya en las primeras listas y fueron tan odiados como Heinrich Mann.

Además, eran vistos como enemigos autores a quienes se considerasen vinculados al socialismo o al comunismo -como Anna Seghers, Heinrich Mann o Bertolt Brecht.

Los autores extranjeros cuyos libros fueron entregados a las llamas por los nazis -entre ellos Ernest Hemingway, John Dos Passos y Maximo Gorki- merecerían un capítulo aparte.

Entre los escritores soviéticos "quemados" por los nazis llama la atención encontrar a muchos que también fueron perseguidos por el estalinismo.

El nombre más conocido es tal vez el de Isaak Babel, que murió fusilado en la cárcel estalinista de Butyrka en 1940.
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Mensaje  Ety Dom Mayo 11, 2008 9:46 pm

Otro artículo al respecto publicado el día de hoy en La Jornada:

Participa el politólogo español Ignacio Sotelo en mesa redonda sobre el tema, en Berlín
Recuerdan en Alemania la quema de libros realizada por los nazis en 1933

■ La idea fue propuesta a Goebbels por universitarios que envidiaban a grandes autores, dice

Eva Usi (Especial)


Berlín, Alemania. Con múltiples actos y conmemoraciones Alemania recuerda a los escritores, ideólogos y poetas cuyas obras fueron quemadas por el nazismo en numerosas ciudades al considerarlas opuestas a su ideología.

No habían pasado ni cuatro meses de la llegada de Hitler al poder, cuando la asociación de estudiantes nacionalsocialistas alemanes llamó a participar en una campaña en contra del “espíritu no ario”. “¡Contra la decadencia y la depravación moral; por el cultivo de la raza y las costumbres arias en la familia y el Estado! Entrego al fuego la obra de Heinrich Mann, Ernst Glaeser y Erich Kästner”, se escuchaba en la radio alemana el 10 de mayo de 1933, una transmisión en vivo desde el acto cúspide en la Plaza de la Ópera –hoy Plaza de Babel. Aquella noche de aquelarre en Berlín, presidida por el ministro de Propaganda de Hitler, Joseph Goebbels, fue imitada por otras 22 ciudades universitarias, lanzando al fuego la obra de unos 300 autores, no sólo judíos, también comunistas, socialistas, pacifistas o considerados “degenerados”, alemanes y extranjeros.

“La idea de la quema de libros se la propusieron a Goebbels las universidades, fue una operación realizada fundamentalmente por el cuerpo de profesores; incluso Goebbels al principio no estaba muy convencido de comenzar así el mandato de los nazis, le parecía una barbaridad eso de tener que quemar libros”, afirma el politólogo español Ignacio Sotelo, quien participó en una mesa redonda sobre el significado histórico de la quema de libros, organizada por el Instituto Cervantes de Berlín, que se realizó en la capital alemana en estos días.

“Yo defiendo la tesis de que la quema de libros en el siglo XX ha sido propugnada por una universidad nazi como fue la alemana. Tenemos que pensar que uno de los centros más importantes de la Alemania nazi de 1933 eran las universidades, tanto el cuerpo de profesores como muchos de los estudiantes, de la juventud estudiantil”, afirma el politólogo.

El catedrático de la Universidad Humboldt de Berlín, sostiene que “hay que conocer las universidades por dentro para saber que los profesores son tal vez el grupo social que mas odia los libros”. Rivalidad y hasta envidia provocan los libros de autores que tienen gran prestigio social y que venden miles de ejemplares, mientras que otros académicos, que se consideran grandes especialistas y con obra de gran valor científico, apenas venden unos ejemplares porque suelen ser ilegibles.

Fue con la aparición de la imprenta cuando comenzó la quema de libros prohibidos. “La Inquisición ya quemaba libros y desde que existe la imprenta, en el siglo XV, hubo un índice de textos prohibidos; no es algo nuevo, sino que tiene antecedentes muy concretos en la historia de Europa”, afirma.

La quema de libros sigue siendo una práctica para aniquilar no sólo las obras considerada blasfemas o subversivas sino también para destruir la identidad cultural, religiosa, étnica o política. En 1992 por órdenes de Radovan Karadzic fue quemada la Bibliteca Nacional de Sarajevo, que albergaba tres millones de libros y manuscritos. En 2005 fue quemada la obra del Premio Nobel de Literatura, Orhan Pamuk, que criticó la política turca frente a la población kurda. “Todavía no se ha conseguido la tolerancia religiosa, que es el origen de todas las formas de la tolerancia”, afirma Sotelo.

¿La tolerancia religosa conduce a una tolerancia política? “A una tolerancia política y a una tolerancia social”, afirma y añade: “Los europeos tuvimos guerras religiosas en el siglo XVI, la Guerra de los Treinta Años en el siglo XVII. La tolerancia religiosa fue después de la paz de Westfalia, donde se dijo: los católicos gobiernan los países católicos y los protestantes gobiernan a los protestantes. El catolicismo no fue capaz con las armas de acabar con el protestantismo. Las guerras de religión han marcado Europa. La Europa ilustrada, que es la que forma las raíces de nuestra cultura actual, surge con la libertad religiosa”, afirma.
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Mensaje  Ety Jue Sep 04, 2008 6:59 pm

Les traigo un extracto de un artículo publicado el día de hoy en La Jornada, por la escritora Margo Glantz:

El LIBRO supone un gran avance tecnológico: sin cables, sin baterías, sin nada que deba conectarse o encenderse. Su manejo es tan sencillo que hasta un niño puede utilizarlo. Compacto, portátil, puede usarse en cualquier sitio, incluso si nos hallamos en un sofá junto a la chimenea, y aun así es lo bastante potente como para contener tanta información como un cd-rom. El LIBRO se confecciona a partir de una secuencia numérica de hojas confeccionadas con derivados de la madera finamente comprimidos, conocidos también como papeles (reciclable), cada una de las cuales es capaz de contener millares de bits de información. Las páginas se unen mediante un artefacto denominado cartivana, que mantiene las hojas en su correcta secuencia. La llamada Tecnología del Papel Opaco permite a los fabricantes utilizar ambas caras de la hoja, con lo que se duplica la densidad de información y se reducen los costos.
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Mensaje  Ety Lun Jun 08, 2009 4:45 am

Comparto con ustedes el siguiente artículo que habla sobre la importancia y la influencia de la lectura en nuestras vidas. A ver que opinan:

¿Todo está en los libros?

Leo con el apetito de una muchacha que piensa que va a encontrar al Príncipe Encantador en los libros", escribió Isak Dinesen. La literatura nos permite vivir con más intensidad nuestra propia vida y tener aventuras que estén a la altura de nuestros anhelos y sueños. El lenguaje poético, según la gran escritora danesa, debe responder al sentimiento del placer pero también del deber. Amar algo es apropiarse de su vitalidad, como hace el cazador con las piezas que cobra, pero también hacerse responsable de ello. Algo, en suma, muy cercano a la experiencia amorosa.


La vida sólo merece la pena cuando está hecha de la misma materia con que se hacen los buenos textos



"Una entrega encantada", así definió Ortega el amor. Es lo que nos pasa cuando leemos un libro que nos gusta. Accedemos gracias a él a un lugar nuevo, un lugar de hechizo que tal vez no podamos abandonar. Buscamos como los vampiros nutrirnos de una sangre que no nos pertenece para fortalecer con ella nuestra propia vida.

Que los libros tienen el poder de cambiarnos, es algo que me parece fuera de toda discusión. No son obviamente todos, pero hay algunos que tienen sin duda ese incomparable poder. ¿Todo está en los libros? De alguna forma sí, porque los libros proceden de la vida. Edith Wharton, en su prólogo a Historias de fantasmas, se permite dar un consejo a los jóvenes aprendices de escritores: "Si quieres escribir una historia de fantasmas debes sentir miedo al hacerlo". Es lógico que les diga esto, pues si no conocieran el miedo ¿cómo podrían transmitírselo al lector? El escritor necesita haber vivido para lograr que su experiencia pase a sus lectores a través de la escritura, pero esto no quiere decir que leer sea lo mismo que vivir. Los libros nos ofrecen imágenes y palabras que tal vez ayudaron a vivir a otros hombres, y que pueden ayudarnos a nosotros, pero no se confunden con la vida ni pueden sustituirla.

La literatura es como un gran almacén. Se guardan en él todas las emociones humanas, nuestros sueños y nuestras preguntas, y leer es entrar en ese almacén y tomar lo que necesitamos. El lector devuelve a la vida, a través de lectura, lo que el escritor tomó de ella para escribir sus libros, con lo que el círculo se cierra. Bernhard Schlink ha escrito una novela, sobre la que acaba de hacerse una película, que es una delicada metáfora de todo esto. Se titula El lector y en ella un adolescente conoce a una mujer que le dobla la edad y con la que inicia una apasionada relación. En las pausas de sus encuentros sexuales, ella le pide que le lea los libros que estudia en la escuela. El muchacho lo hace, y las palabras de esos libros regresan a la vida en forma de caricias y encendidos besos. Y el muchacho quedará marcado para siempre por esa turbadora mezcla.

Las bibliotecas son como la cueva de Alí Babá, y la historia de la literatura es la historia de cómo se ha ido formando ese botín inagotable y secreto. Leer es aprender a pronunciar las palabras que abren las piedras y rescatar ese botín del olvido. Las palabras de la poesía tienen esa maravillosa cualidad y participan a la vez del mundo real y el de los sueños. La poesía nos lleva a los lugares soñados donde yacen los tesoros, pero a la vez nos permite regresar de ellos con las bolsas repletas. ¿Paraqué serviría un tesoro si no se pudiera robar? Un tesoro no es nada sin un lugar real donde ser ofrecido o repartido. Y ese lugar real es la vida de todos los lectores del mundo.

Jorge Luis Borges agradece en El poema de los dones la diversidad de las criaturas que forman este singular universo. Da gracias por el rostro de Elena y la perseverancia de Ulises; por el amor, que nos deja ver a los otros como los ve la divinidad; por las místicas monedas de Ángel Silesio; por el último día de Sócrates; por aquel sueño del Islam que abarcó mil y una noches; por Swedenborg, que conversaba con los ángeles en las calles de Londres; por las rayas del tigre; por el lenguaje que puede simular la sabiduría; por el sueño y la muerte... Todos esos dones componen un único libro, un libro inagotable, en que vida y lenguaje se confunden.

Los libros están hechos de palabras, pero nuestra vida también. Ser hombre es vivir en el lenguaje, recibir esos dones que, en gran parte, se confunden con las palabras. Stéphane Mallarmé dijo que el mundo se creó para culminar en un hermoso libro, y vivimos tratando que nuestra vida se transforme en una historia que merezca la pena escuchar.

Cuando voy a dar charlas a los institutos de enseñanza media siempre digo a chicos y chicas que por mucho que se empeñen no pueden escapar a la literatura. No importa que no lean, que no abran un libro jamás, pues la literatura, la poesía, forma parte de ellos. Es más, tiene que ver con las experiencias más decisivas de sus propias vidas, con esos momentos de epifanía y gozo que todos anhelan tener.

Por ejemplo, el amor es una experiencia así. Transcurre en el mundo, es una experiencia que pertenece al campo de lo real, pero a la vez es una experiencia poética. Los momentos más intensos de nuestra vida tienen una naturaleza doble: suceden a la vez en el mundo real y en el de los sueños. La única manera de escapar a la literatura, sigo diciéndoles a mis jóvenes interlocutores, es dejar de vivir o tener una vida vulgar, cosa que ninguno de ellos obviamente desea.

Por eso les animo a leer, porque la vida sólo merece la pena cuando está hecha de la misma materia con que se hacen los buenos libros.

¿Y qué nos dicen esos libros? Algo muy simple: que podemos traernos cosas de los sueños. Coleridge tiene un poema en que un poeta sueña con un jardín fabuloso donde todo es perfecto. Paseando por sus senderos, ve un hermoso rosal y toma distraído una de sus rosas. Pero algo pasa y se descubre, de golpe, acostado en el cuarto inmundo de una pensión. Comprende decepcionado que ese jardín sólo ha existido en su fantasía y, cuando trata de volver a dormirse, ve sobre la mesilla la rosa que acaba de cortar. Puede que el jardín fuera un sueño, pero se ha traído de él una flor. ¿Es posible esto? La literatura nos dice que sí. El poema es la prueba. Coleridge no se limita a soñar con un lugar maravilloso, sino que escribe un poema que podemos leer. Ese poema es la rosa, una rosa de palabras. Leerlo es pasear por el jardín encantado, aspirar sus aromas desconocidos, llevar en las manos la rosa soñada.

No leemos porque queramos escapar del mundo, ni para sustituirle por otro hecho a la medida de nuestros deseos, sino para ser reales. Tal es la razón última de todos los libros que existen. "¡Quiero ser real!", es lo que exclaman todos los lectores del mundo cuando abren un nuevo libro. Y, paradójicamente, ese deseo es su sueño más desatinado y hermoso.

Gustavo Martín Garzo es escritor.


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La referencia a Coleridge siempre me ha resultado fascinante. Me permito reproducir el poema al que hace referencia:

"Si un hombre atravesara el Paraiso en un sueño,
y le dieran una flor como prueba de que había estado allí,
y si al despertar encontrara esa flor en su mano
...¿entonces qué?...

Samuel Taylor Coleridge
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Mensaje  Damablanca Lun Jun 08, 2009 3:12 pm

La literatura crea realidades paralelas. Hay muchas razones para leer: distraerse, instruirse, soñar, aprender, disfrutar del arte de la palabra escrita...supongo que cada cual tiene sus razones. Me encanta el poema.

Abrazos,
Damablanca.
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