Acerca de la Meditación

Tecnologías para la meditación

El Dalai Lama es un entusiasta de las tecnologías modernas; incluso ha dado
conferencias para la Sociedad de Neurociencias de los Estados Unidos. Dice que meditar es difícil y que si se pudiera inventar algo para hacerlo más sencillo él sería el primero en ofrecerse como voluntario para probarlo.

Bueno, pues parece que se le adelantaron algunos ratones. El Instituto de Tecnología de Massachusetts y la Universidad de Stanford están haciendo realidad este deseo del Dalai lama. Les están induciendo a las ratas el mismo patrón de ondas cerebrales que se ha asociado a la meditación, contestando con ello la pregunta sobre cuáles eran las regiones cerebrales relacionadas con la meditación.

Pero, por otro lado, con esta tecnología se podrían inducir artificialmente la meditación y, si es que es cierto que ayuda a mejorar nuestra salud, se podrían mimetizar sus efectos benéficos.

Ritmos de serenidad

Desde el punto de vista de las neurociencias, la meditación puede ser caracterizada como una serie de ejercicios mentales por medio de los cuales una persona fortalece el control cómo trabaja su cerebro. Lo más simple que se puede fortalecer es la atención sostenida o habilidad de concentrarse en un objeto o experiencia.

Diversos estudios han descrito cómo esta habilidad difiere entre los expertos en la meditación y las personas que nunca hemos practicado esta habilidad. Por ejemplo,
se desempeñan mejor en tareas conocidas como "fuego-rápido" donde tienen que disparar a dos objetivos, pero donde la mayoría de las personas fallan porque se concentran demasiado en el primero y descuidan al segundo.

Además hay diversos tipos de meditación. Una de las que se ha estudiado es la llamada meditación de monitoreo abierto (open-monitoring meditation, por si me falla la traducción). Antoine Lutz utilizó el electroencefalograma (EEG) para estudiar el cerebro de expertos y novatos en la meditación y encontró que el cerebro de los
expertos trabajaba a una inusual rapidez, a un ritmo que se le conoce como gamma, el cual aparece de vez en cuando en el sueño y raramente en la vigilia de las personas normales (Lutz y cols., 2004).

¿Cómo se producen estos ritmos gamma? De acuerdo a un reciente estudio (Cardin
y cols., 2009) resulta de la activación de un tipo especial de neuronas llamadas interneuronas de fuego rápido (fast-spiking), llamadas así porque disparan a una tasa más rápida que el resto de las neuronas.

La técnica utilizada por los investigadores se llama optogenética, la cual combina técnicas ópticas y genéticas para manipular el cerebro de animales vivientes. En esencia, este procedimiento permite prender y apagar a voluntad células cerebrales. Con este método estimularon selectivamente las interneuronas de fuego rápido evocando las oscilaciones de gamma.

Esta investigación no provocó que las ratas estuvieran meditando ni nada por el estilo. Es decir, el ritmo gamma no es lo mismo que meditar. Pero es un paso en la dirección que desea el Dalai Lama: una metodología que permitiera hacer más fácil la
meditación.

Meditación y salud

La pregunta que despunta en este momento es ¿y para que se querría tener un mecanismo que ayudara a meditar? Bueno, todos los que meditan lo agradecerían (por lo menos el Dalai Lama sí). ¿Pero qué con todos los demás? La idea que está detrás es que meditar parece que tiene algunos efectos positivos en la salud.

Entramos aquí en un terreno que me parece resbaloso porque esta es un área que no se han logrado resultados conclusivos. Por ejemplo, en un enorme estudio de más de 400 páginas publicado en el 2007 por el Centro de Prácticas Basada en Evidencia en la Universidad de Alberta, Canadá, en el que se revisaron 813 investigaciones que aseguraban que la meditación ayudaba a mejorar la salud, concluyeron que los efectos terapéuticos de las prácticas de la meditación no pueden ser establecidos basados en la literatura actual y que es imperativo para las futuras investigaciones el que definan de manera operacional lo que entienden por meditación, deberían de ser más rigurosos en su diseño, ejecución, análisis y reporte de sus resultados ya que todo ello permitiría que las investigaciones pudieran ser comparadas y establecer con ello su validez y confiabilidad (Ospina y cols., 2007).

A pesar de esta falta de rigurosidad, se han realizado cientos de estudios para observar sus efectos benéficos sobre la salud. Donde parece que tienen puntos a favor es en la reducción del estrés; por ejemplo, en un meta-análisis realizado en el 2003, se concluyo que solo 20 estudios habían comprobado que la meditación podía
ayudar a los individuos a enfrentar el sufrimiento asociado con desordenes físicos, psicosomáticos y psiquiátricos (Grossman y cols., 2004).

Tenemos entonces la posibilidad de que la meditación ayude a mejorar nuestra salud. Por otro lado, tenemos una tecnología que podría ayudarnos a entrar en un estado de meditación sin tantos problemas. Digamos que existe la posibilidad de desarrollar una
tecnología que podría ser invaluable. Ya veremos que nos depara el futuro.

Muy interesante, Ety.

He leído algo sobre técnicas de meditación, no es fácil...

Bss

Damablanca.