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La Depresión sin Tristeza

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Mensaje  Ety Mar Feb 22, 2011 12:48 am

La Depresión sin Tristeza

Suelen ir al médico -generalmente al clínico- con una colección de
síntomas físicos molestos: problemas para dormir, cansancio, más o menos
apetito que de costumbre (y, en consecuencia, alteraciones de la
balanza para arriba o abajo), ausencia de deseo sexual, problemas de
concentración, sensación de falta de aire, taquicardia.
Pero? a la pregunta del galeno sobre el estado de ánimo, estos
pacientes, casi siempre sonrientes y tranquilos, responden: "Bien, de
ánimo bien."

Sin embargo, no están nada bien. Si se profundiza y se hacen algunas
preguntas clave, tarde o temprano podrá comprobarse que esa persona
pletórica de síntomas que la medicina llama "vegetativos" en realidad
está padeciendo una depresión, pero no una depresión cualquiera sino un
tipo especial de síndrome depresivo caracterizado paradójicamente por la
ausencia de tristeza. Más bien, podría decirse, por la incapacidad de
sentir que se está triste, de reconocerse en ese sentimiento.

"Es un problema que estamos estudiando especialmente en adultos
mayores, aunque también hemos detectado casos en personas más jóvenes",
responde a La Nacion por vía telefónica desde los Estados Unidos el
doctor Sergio Paradiso, un italiano nacido en Sicilia que trabaja desde
hace varias décadas como profesor asociado de psiquiatría y
neurociencias en la Universidad de Iowa, donde en invierno, se lamenta,
hace un frío glacial.

Comenta que "son sujetos que ingresan en el consultorio sonriendo y
así siguen mientras describen sus síntomas físicos, pero que a la
pregunta de si realmente están contentos de vivir, pueden llegar a
contestar con un gesto evasivo, admitiendo ante otra pregunta que sí,
que a veces creen que tal vez su familia se sentiría mejor si ellos no
estuvieran? o que tienen sentimientos de culpa o pensamientos de falta
de esperanza en el futuro".

La ideación depresiva está, están los síntomas vegetativos, pero
falta el aspecto anímico de la depresión, no existe conciencia de las
emociones o de lo que ellas significan. "En el examen psiquiátrico se
distingue entre una tristeza que el paciente dice que tiene, algo que en
este caso no ocurre, y una tristeza que el paciente no describe, pero
que el evaluador ve, que es lo que sucede aquí."

La depresión no disfórica -otra forma de llamar a este trastorno-
parece aumentar su frecuencia luego de la quinta década de vida, y
aunque no existen muchas estadísticas, se estima que la padece un 5% de
la población mayor de 50 años, sin distinción de sexo. En la Argentina,
llegaría a poco más de 415.000 personas, según los datos poblacionales
disponibles del Indec para 2001.

Pero, según aclara Paradiso, posiblemente exista mayor riesgo de este
tipo de síndrome depresivo en personas con una cierta disminución de la
capacidad cognitiva.

"En nuestras investigaciones hallamos una relación significativa
entre sujetos que tenían depresión no disfórica y peores resultados
escolares durante la niñez. ¿Si se relaciona con la inteligencia? En
términos generales el desempeño escolar es un buen predictor de la
inteligencia en general, incluida la emocional, que uno tendrá cuando
adulto", explica el experto, que habla cuatro idiomas, entre ellos el
español.

Emociones sin palabras

La pobreza expresiva de quien padece depresión sin tristeza está
claramente ligada a la dificultad de comunicación y a la concientización
de los propios sentimientos. En esto, admite Paradiso, influyen también
condicionantes culturales y estilos de crianza.
"Creemos que hay un problema de alexitimia, una incapacidad de
conciencia emocional que está parcialmente conectada con la inteligencia
analítica, pero que también tiene aspectos particulares -explica-. Las
inteligencias emocional y analítica mediadas a través de la memoria o la
atención están conectadas, aunque se suelen citar casos de gente que es
muy inteligente y tiene relativamente poca inteligencia emocional."

Para sufrir este tipo de cuadro se necesitan genes que predispongan a
la depresión o condiciones de vida como estrés o traumas, junto a una
capacidad inferior de conciencia anímica. "Esta conciencia anímica
inferior puede estar influida por estilos de crianza: en algunas
familias se favorece el ser estoico, no hablar nunca de la propia
emoción y no se desarrolla una capacidad verbal de transmisión de los
sentimientos. Este aspecto no se puede excluir", propone el
investigador.

También existen algunas situaciones que pueden predisponer a la presencia de una depresión no disfórica o sin tristeza.

"Tener lesiones cerebrales, por ejemplo un stroke o ataque
cerebral en el hemisferio cerebral derecho, incrementan el riesgo
-aclara el especialista-. Puede ocurrir también cuando se ve afectada
puntualmente la corteza cingulada anterior, lugar de la conciencia de
las emociones. Este deterioro también puede presentarse en otras
enfermedades neuropsiquiátricas, como la demencia frontotemporal y el
Parkinson, y debido a cambios de esa región cerebral ligados con el
envejecimiento, que conlleva una disminución de la capacidad de
procesamiento emocional y un grado incrementado de alexitimia."

La depresión no disfórica puede asociarse a comorbilidades, es decir,
a otras enfermedades. Pero, a menudo, cuando se ordenan exámenes de
rutina para explicar los síntomas físicos que la persona describe
(cansancio, disminución o aumento del apetito, falta de concentración,
falta de deseo sexual) todo aparece dentro de lo normal. Sin embargo,
están deprimidos.

Características únicas

La depresión sin tristeza no tiene nada que ver con la distimia, que
es una forma más moderada de depresión a largo trazo, pero donde la
persona es totalmente consciente de su sentimiento de tristeza, ni
tampoco con la depresión ansiosa, que implica la concientización del
problema.

"El depresivo sin tristeza no siente pena ni siente ansiedad -afirma
Paradiso-. Ha transferido todo su malestar al cuerpo y no puede expresar
ninguna emoción vinculada con lo anímico. Si un médico recibe a un
paciente que se queja de síntomas físicos, pero cuyo organismo funciona
bien, es un caso para estudiar un poco más. En clínica geriátrica,
especialmente, es necesario profundizar para descartar o no la presencia
de un cuadro que, de no tratarse, puede extenderse en el tiempo por
falta de tratamiento o aumentar el riesgo suicida, presente en todo
cuadro depresivo."

El llamado a la intervención puede también venir de los familiares.
"Si alguien de pronto tiene problemas para dormir o ha bajado
involuntariamente de peso o un esposo cambia su actitud y está cansado,
sin ganas de vivir, y los fines de semana ya ni se levanta para mirar
fútbol en la tele, se recomienda la consulta", indica el experto.

¿Existe alguna forma de ponernos más a salvo? Paradiso afirma que una
clave es no huir de las propias emociones y sentimientos y conocerse
mejor anímicamente.

"El problema se puede tratar con medicamentos y psicoterapia. Pero lo
primordial es ser conscientes y pedir ayuda. Luego, de una u otra
manera, se puede salir adelante porque hay muchas maneras de tratar la
depresión", finaliza.

TRES SIGNOS CLAVE

Está relacionada con el nivel de alexitimia, la incapacidad para concientizar las propias emociones y expresarlo verbalmente.

Las personas expresan síntomas y malestares físicos (insomnio,
cansancio, exceso o falta de apetito, disminución de la concentración,
falta de deseo sexual), pero no se sienten tristes ni ansiosas.

Podría estar asociada con el deterioro de un área del hemisferio
cerebral derecho vinculada con el procesamiento de las emociones.
Ety
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