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María de Zayas

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Mensaje  Damablanca Dom Ago 08, 2010 1:29 am

María de Zayas fue una escritora del barroco español. Novelista por más señas y casi invisible en cuanto a reseñas de su biografía se refiere. Sólo se sabe, con cierta certeza, la fecha de su nacimiento, pero no la de su muerte y ningún biógrafo de su tiempo le dedicó ni una sola línea o si lo hizo, no ha llegado a nosotros. Se sabe, eso sí, que algunos autores contemporáneos de María, como Lope de Vega, la mencionan en algunos escritos, pero nada más. Sin embargo, lo más importante, su obra, sí ha llegado hasta nosotros. Aquí dejo un comentario sobre esta novelista publicado en la web:http://www.escritorasypensadoras.com/fichatecnica.php/158

Escritoras y Pensadoras Europeas
I+D del Ministerio de Educación y Ciencia (Duración: 3 años. Ref. HUM 2005-06658/FILO)
Investigadora Principal Dra. Mercedes Arriaga

Universidad de Sevilla
Escritoras y Pensadoras EuropeasMaría De Zayas Sotomayor (1590 - 1661)
por Ana De Zayas-enriquez

Período Literario: Barroco
Lengua en la que escribe: castellano

María de Zayas Sotomayor, (Madrid, 12 de noviembre de 1590 - ¿1661?) Novelista española del Siglo de Oro, la más importante junto con Mateo Alemán y Miguel de Cervantes, y una temprana feminista junto a su contemporánea Juana de Asbaje Ramírez, más conocida como Sor Juana Inés de la Cruz.

Era hija del capitán de infantería Fernando de Zayas y Sotomayor, que servía como caballero al conde de Lemos, y de María de Barasa. Es de suponer que la familia siguió al Conde de Lemos a su virreinato de Nápoles. Vivió algún tiempo en Zaragoza; allí publicó la primera parte de sus Novelas amorosas y ejemplares o Decamerón español (1637), un grupo de diez novelas cortesanas que analiza la sociedad áurea en los estratos superiores de la misma y en la que es perceptible el beneficioso influjo de Cervantes. Toma sólo de Giovanni Boccaccio la fórmula de una reunión por culpa de una enfermedad (en vez de la peste, unas cuartanas de Lisis) a lo largo de cinco noches, en cada una de las cuales se narran dos novelas. Cuenta historias de una gran crudeza. Al contrario que otros novelistas contemporáneos suyos, no pretende exhibir un cortesano ingenio complicando el estilo ni se hace pasar por moralista sermoneadora, sino que le interesan la amenidad de la narración, la psicología de los personajes y los aspectos sociales y ambientales en que se mueven. Es más, denuncia cuando quiere las injusticias que la indignan y deja ver clara su postura de independiente y recio orgullo femenino, sin mostrarse pacata en las escenas escabrosas. La segunda serie está compuesta por Novelas y saraos (Barcelona, 1647) y Parte segunda del Sarao y entretenimientos honestos (1649), que se reeditaron como Desengaños amorosos. Este segundo grupo de novelas intensifica los argumentos truculentos y escabrosos. Compuso además la comedia La traición en la amistad. Se conservan además algunas poesías suyas en diversas antologías (Botello, Montalbán, Cuevas, Del Castillo o la Fama Póstuma dedicada a Lope) que son mediocres y no están a la altura de su prosa. Se cree que pudo residir también en Sevilla o Granada. En cuanto a la fecha de su fallecimiento, existen dos partidas de defunción a nombre de María de Zayas, una del 19-I-1661 y la otra del 26-IX-1669; no se poseen datos de ella desde 1639.

En estos tiempos luce y campea con felices lauros el ingenio de doña María de Zayas y Sotomayor, que con justo título ha merecido el nombre de Sibila de Madrid, adquirido por sus admirables versos, por su felice ingenio y gran prudencia, habiendo sacado de la estampa un libro de 10 novelas que son 10 asombros para los que escriben deste género, pues la meditada prosa, el artificio dellas y los versos que interpola, es todo tan admirable, que acobarda las más valientes plumas de nuestra España.
Durante largo tiempo oscurecida por la crítica, Emilia Pardo Bazán reivindicó su obra, que caracterizó como una especie de picaresca de la alta sociedad áurea.

Como narradora le caracteriza una gran fuerza. Es de una frescura y novedad sin precedentes ni tampoco seguidores. Tiene de su época el gusto por la violencia, la crueldad, la magia y los encantamientos. La moral en ella no es moraleja sino escarmiento. Ni ahorra episodios picarescos cuya crudeza no desmerece del Buscón quevedesco, ni queda atrás en el cultivo de la novela bizantina a lo Cervantes en otros como La fuerza del amor o El prevenido engañado. Pero quizás lo que más sorprende en ella es la desenvoltura con que se comportan los personajes femeninos en el aspecto sexual y amatorio. Desde la que persigue a un hombre que ve por el balcón hasta la que guarda un amante negro en el establo hasta devorarlo sexualmente, «antes de infinitos adulterios». No en vano en el XVIII, la Inquisición prohibió reeditar sus exitosas novelas. Invariablemente, hay mujeres que acaban mal por la liberalidad con que entregan su cuerpo; pero no son todas, ni mucho menos, y es notable lo poco que miran al decoro personal o familiar cuando siguen sus impulsos, que es casi siempre. Al hecho añaden el dicho. Aprovechando los diálogos de los distintos narradores en torno a la discreta Lisis, María de Zayas critica con la misma libertad que muestran sus personajes las idea de la época acerca de la honra y la virtud, que tanto perjudicaban a las mujeres y beneficiaban supuestamente a los hombres. Así, en frase que recuerda las de Sor Juana Inés de la Cruz, dice Lisis a un galán que proclamaba su deseo de encontrar mujer tonta y honrada:

«Y ¿cómo sabrá ser honrada la que no sabe en qué consiste el serlo?». Doña Emilia Pardo Bazán citaba algunos pasajes suyos sobre su feminismo:

En la era que corre estamos con tan adversa opinión con los hombres, que ni con el sufrimiento los vencemos ni con la conciencia los obligamos. (...) ¿Por qué, vanos legisladores del mundo, atáis nuestras manos para la venganza, imposibilitando nuestras fuerzas con vuestras falsas opiniones, pues nos negáis letras y armas? ¿Nuestra alma no es la misma que la de los hombres? (...) Por tenernos sujetas desde que nacimos, vais enflaqueciendo nuestras fuerzas con temores de la honra, y el entendimiento con el recato de la vergüenza, dándonos por espadas ruecas, y por libros almohadillas.
Para María de Zayas, "las almas no son hombres ni mujeres". Era muy aficionada a la lectura, como dice en el prólogo "Al que leyere" de Novelas amorosas y ejemplares:

¿Qué razón hay para que no tengamos promptitud para los libros? Y más si todas tienen mi inclinación, que en viendo cualquiera nuevo o antiguo dexo la almohadilla y no sosiego hasta que le paso.
De la burla picaresca, abonada al tremendismo, que domina la primera serie novelesca, pasa en la segunda al motivo barroco por excelencia: el Desengaño, que es a veces notación de la injusta burla de las mujeres por los hombres y, en otras, expresión dolorida y casi metafísica de la imposibilidad de los sexos para vivir lealmente y en armonía, tan distintas son las fuerzas que los gobiernan. En La esclava de su amante, La inocencia castigada, El verdugo de su esposa o Mal presagio casar lejos, un hado siniestro domina las vicisitudes amorosas. De la carcajada en El castigo de la miseria pasamos a la melancolía y el pesar de Estragos que causa el vicio, última narración y despedida aparente de la autora. .
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